Hoy sacamos una nueva noticia sobre el andar de una nueva cinta de Christopher Nolan. Y es que el estreno de una película de Christopher Nolan (incluso aquellas que no son tan poderosas en la taquilla como Interstellar) suele ser la obra de arte sobre la que se hablará durante un largo tiempo. Y es que los trabajos del director británico se hablan, se comentan fuertemente, de una manera que ningún otro cineasta recibe hoy día.
Todos, desde críticos hasta simples asistentes a las salas de cine, entran en los debates. Suelen volar de aquí para allá comentarios en distintas redes sociales de “Las X cosas que no entendiste en la nueva película de Christopher Nolan“, enojos, amor y más. Es como si su trabajo siempre se mantienen en un nivel extrañamente alto para aquellos problemas que no se aplican a las películas de todos los demás, como que el director pareciera dejar agujeros en la trama, cosa que atrae y repele a la vez.
¿Pero por qué? Sus películas son muy exitosas y populares, pero muchos directores actuales pueden afirmar que sus currículums son casi tan buenos: Zack Snyder, las Wachowski y Nicolas Winding Refn son buenos ejemplos, pero por varias cuestiones no se han ganado el estatus que tiene Nolan. Las razones, muchas.
Y es que las películas de Nolan son innovadoras en la forma en que cuentan historias, no necesariamente las historias en sí mismas. Pensemos en Inception, Interstellar y Memento: sus narrativas se construyen entre líneas de tiempo cruzadas e incluso planos del ser; hasta en The Prestige y Following sucede. Nolan ha llegado a un nuevo nivel en su estructura narrativa, presentando numerosas tramas, personajes y eventos en fascinantes secuencias de acción de una manera que hace que la audiencia no se pierda. Hace de lo complejo algo simple, y viceversa, porque sus películas te hacen sentir como si cabeza explotara pero sabes exactamente dónde estás y qué has visto. Un desorden ordenado y con una belleza visual única.
Lo anterior decanta en que desde casi siempre las películas de Nolan han estado obsesionadas con las reglas. El medio de Nolan para explicar qué es qué, establece las reglas de esta manera: mostrar a la audiencia algo ordinario, que probablemente no lo sea, tomar lo ordinario y hacer que haga algo extraordinario. Y el origen es puras reglas.
Esas reglas también llevadas por sus personajes, pero de manera propia, única, jamás atadas a una moralidad general, sino a códigos propios. En otras películas entendemos las motivaciones de los personajes y podemos sentir empatía, pero los personajes de Nolan se comportan de manera diferente, y lo único entre la audiencia y la historia son las reglas de Nolan. El mejor ejemplo es el Joker, por supuesto.
Ese ser diferente de los personajes que construye Nolan está muy atado a su forma de filmar y de contar con la cámara. Nolan rara vez permite que sus personajes sigan en dos tomas o les permita interactuar en el mismo cuadro al mismo tiempo. Su cámara suele estar inmóvil durante una toma y la duración promedio de la toma es baja. Es como si sus películas fueran simplemente visualizaciones de acción en vivo de las notas en sus guiones.
Que quede en claro que todo lo anterior no convierte a Nolan en un buen cineasta, ni siquiera en uno malo. Pero ha seducido al público para que debata fervientemente sobre sus películas debido a las formas innovadoras en que las construye.
Entonces, ¿tiene sentido emocionarse con una nueva cinta? ¡CLARO QUE SÍ!