Desde los primeros días del cine mudo, cuando la música en vivo acompañaba las imágenes, hasta los avances tecnológicos actuales como el sonido envolvente Dolby Atmos, la experiencia auditiva ha sido un pilar fundamental para el séptimo arte. Las películas han evolucionado de ser un espectáculo visual a convertirse en una experiencia sensorial completa, donde el sonido, la música y los efectos de audio desempeñan un papel crucial en la inmersión del espectador. Sin embargo, en los últimos años, muchos cinéfilos han notado un problema recurrente: las películas modernas se escuchan cada vez peor, especialmente fuera de los cines.
Por qué se escuchan cada vez peor las películas

Por qué la calidad del sonido de las películas bajó tanto
La variación en las voces y la búsqueda de impacto
Las producciones actuales suelen tratar las voces como un elemento más dentro de la mezcla sonora, lo que puede hacer que el diálogo se pierda entre efectos explosivos y bandas sonoras potentes. Para generar una sensación más épica y amplia, los ingenieros de sonido tienden a reducir el volumen del diálogo en la mezcla final; es lo que podría definirse como “rango sonoro”. Si bien esto funciona en salas con sistemas de sonido de alta gama, el resultado en dispositivos caseros puede ser desastroso.
El desafío de las nuevas tecnologías de sonido
El auge de formatos avanzados como Dolby Atmos, que permite hasta 128 canales de sonido independientes, ha revolucionado la manera en que las películas se mezclan. Sin embargo, este nivel de sofisticación genera problemas cuando el audio se adapta a sistemas más simples, como el estéreo o el 7.1. Al reducir la mezcla, se pierden detalles clave y se compromete la claridad del sonido.

Los problemas del streaming y el consumo en casa
El auge de los servicios de streaming ha traído consigo la compresión de datos, incluyendo el audio. Este proceso, diseñado para reducir el tamaño de los archivos y facilitar la transmisión, puede degradar la calidad del sonido original. Además, las películas diseñadas para el cine no siempre se ajustan bien a las condiciones de los hogares, donde las diferencias en dispositivos, altavoces y entornos hacen que las voces sean difíciles de escuchar y los efectos ensordecedores.
La nostalgia por las tecnologías simples
Las películas más antiguas usaban sistemas de sonido más simples, que ofrecían una mezcla directa y comprensible: era un micrófono para todos que hacía que tuvieran que hablar fuerte y claro. En la actualidad, cada uno de los actores tiene su propio micrófono, que se ha traducido en una “relajación” a la hora de grabar, confiados en que su voz se mejorará en postproducción. Spoiler alert: no siempre sucede.