¿Por qué ahora las series tardan más de un año entre temporadas?
Ha habido un gran cambio en la industria de la televisión que ya no permite esas series con temporadas nuevas cada año.
Recientemente, Apple TV+ presentó el primer, pero muy corto, avance a la segunda temporada de Severance, la que es una de las mejores producciones de esta plataforma que en noviembre está por cumplir cinco años desde su lanzamiento que fue impulsado por The Morning Show. El teaser tráiler reveló que la segunda temporada de la serie creada por Dan Erickson, quien también escribe y produce, llegará a la plataforma el viernes 16 de enero de 2025, por lo cual faltan, a partir de la escritura de este texto, poco más de seis meses para su estreno.
Y aunque por fin hay una fecha determinada, una duda comenzó a surgir entre varios usuarios de redes sociales: ¿Por qué tuvieron que pasar casi tres años desde el final de la primera entrega para volver a la exitosa serie? ¿Por qué sucede esto ahora cuando antes las nuevas temporadas estrenaban cada año? La duda me pareció completamente válida e incluso esta ya se había dado semanas atrás con otra serie en cuestión, la cual sinceramente no recuerdo el título. Por lo cual me pareció óptimo poder dilucidar un poco de lo que está pasando en la producción de series en la actualidad.
Primero vamos con el punto externo que afectó no solo a una producción, sino a toda la industria de la televisión y del cine. Y eso fue lo sucedido en el segundo semestre del 2023 cuando las huelgas de guionistas y de actores se desataron. Ambos gremios exigían mejores recompensas para sus labores, por lo cual las demandas significaron un paro por completo de las producciones que por un lado no podían grabar a falta de actores y por el otro no se podían adelantar guiones debido a que los escritores estaban exigiendo respeto a su labor.
Dejando de lado ese tema vayamos a los cambios que ha tenido la industria en la última década. Desde el estreno de la versión americana de House of Cards, la industria de las series marcó uno de los grandes cambios, haciendo que la industria volteara a ver a los servicios de streaming como una nueva ventana donde se podían desarrollar proyectos más arriesgados y con un presupuesto mayor a lo que ofrecían los canales tradicionales.
Fue así que se comenzó a apostar por series de mayor calidad, que incluso algunas comenzaban a competir en el terreno de lo premium, que para ese entonces estaba acaparado con HBO y Showtime, quienes llevaban años ahí, y por supuesto no podemos olvidar el intento que hacía AMC con series como Mad Men, Breaking Bad y hasta la misma The Walking Dead, que buscaban combinar la calidad de las historias premium con lo mainstream.
Orange is the New Black, 11.22.63, El cuento de la criada y Mindhunter, y son solo algunos de los proyectos que salieron de este cambio, los cuales reunían varias características en común: elencos muy grandes, algunos con estrellas de renombre, rodajes con cámaras de cine, creadores cinematográficos y todo eso se traducía a mayores presupuestos para lograr una producción de mayor nivel. Pero, ¿qué más podría haber cambiado si HBO, años atrás ya venía manejando valores similares y aún así año por año teníamos una nueva temporada de Sexo en la ciudad o de Los Soprano?
Crédito: Netflix
A principios de este nuevo milenio, la televisión carecía del prestigio que hasta ahora sigue conservando este formato de producción. Antes, los grandes actores de cine, e incluso los creativos, mal miraban el formato de serie como algo que no estaba a la altura de una película, algo que no era cine. Por lo cual el ver a un actor saltar del cine a la televisión era casi imposible y si esto pasaba es porque se trataba de una serie limitada.
La decisión de aceptar un proyecto con episodios reducidos se debía a dos razones: en primera porque estos significaban una especie de película de larga duración, es decir un proyecto pensado en varios episodios trabajado por algún creativo de renombre que no extendería la historia más allá de lo determinado y por ende esto no interferiría con la agenda laboral del actor protagonista, casi siempre venido del cine, para seguir rodando otros proyectos cinematográficos.
Claramente esto definió quiénes eran los actores de cine y quiénes los de televisión. Por ende, los actores de la pantalla chica estaban ligados a proyectos superespecíficos. En primera porque la duración de las series era de un promedio de 24 episodios por temporada que les tomaba rodar durante seis meses con jornadas extensas de rodaje, por lo cual el resto del año era su descanso, y que en la mayoría de los casos la grabación iba muy pegada al aire de cada episodio.
Crédito: HBO
Y en segunda porque al no poder dar el salto al cine, su agenda estaba determinada por su participación en la serie base a la que pertenecían y si acaso un cameo en otra serie, o un pequeño, pero muy pequeño papel en cine. Basta recordar el caso de Jennifer Aniston, quien estaba ligada a la serie Muddling Through, un sitcom de CBS, cuando fue seleccionada para Friends. Para poder contar con su presencia como Rachel, NBC lanzó una fuerte estrategia de programación para que el programa Barton Dean (Kevin puede esperar) fuese cancelado tras su primera temporada y así Aniston quedara libre.
Pero más allá de todo lo listado, el presupuesto en las series, como bien ya lo señalé, aumentó en comparación con las producciones que se transmitían en los canales de la televisión abierta y en los canales básicos de la televisión restringida. Y aunque mayor dinero podía significar más episodios, la realidad es que fue contrario, porque se redujo el número de capítulos en favor de producciones que demostraran estar ante televisión de primer nivel, y esto significaba que la calidad visual como de efectos y por supuesto de guion, necesitasen mayor tiempo para su desarrollo.
Además había que añadir que la proliferación de más plataformas de streaming hacía que la demanda por obtener contenido de producciones originales tenía que ser prioritario para todas y su aumento hizo que la demanda de las productoras no se diera abasto con tantas filmaciones al mismo tiempo. Sumado a que en muchas ocasiones un actor/actriz era demandado por dos o más producciones casi al mismo tiempo.
Crédito: CBS
En resumen, la industria de la televisión ha cambiado mucho en la última década y el esperar que las series estrenen nueva temporada cada año se ha vuelto imposible, al menos para servicios premium o plataformas, donde ahora se encuentra lo mejor de la televisión, aquellas que se premian año con año en entregas como los Emmy.
Al parecer la industria estadounidense se vio orillada a copiar el modelo de las series inglesas, que en su mayoría tienen una ventana entre temporadas de dos años, aunque la gran diferencia es que allá muchas cuentan con presupuesto del estado, al menos las que se producen a través de la BBC.