¿Qué fue el renacimiento de Disney y qué período abarcó?
Hoy nos parece imposible pensar en Disney y no verlo como un gigante de la industria del entretenimiento. Sin embargo, la situación del estudio detrás de clásicos animados y dueña de subsidiarias como Marvel o Pixar no siempre fue tan estable. De hecho, hubo un momento en el que la situación fue crítica, particularmente después de la muerte de Walt Disney.
En 1966, Walt Disney moría y dejaba a su estudio a cargo de su hermano y cofundador, Roy Disney… pero la cosa no iba a ir muy bien. El libro de la selva, en 1967, fue el último estreno de la compañía en ser producido por Walt Disney y de ahí en más, los 70 y los 80 fueron muy complicados para una empresa que no encontraba su rumbo y encima perdía dinero. El fondo de la olla lo iban a tocar con El caldero mágico, que de un presupuesto de 44 millones de dólares no logró ni recaudar la mitad.
No solo el dinero no alcanzaba. Tampoco era buena la recepción por parte de la crítica. Hasta que a finales de los 80 iba a surgir la primera de las películas que iba a cambiar la cara del estudio: La sirenita. De la mano de esta película nacía lo que se consideraría tiempo después como El Renacimiento de Disney, una época dorada para sus estudios de animación, marcada por un resurgimiento de éxitos críticos y comerciales.
Diez años de gloria para Disney
La sirenita pasó a ser considerada como la mejor película que Disney había producido en 20 años y abrió el camino para que surgieran grandes títulos. Alan Menken y Howard Ashman iban a ser los responsables de componer una banda sonora inolvidable que se encargó de señalar que el costado musical no debía separarse del corazón de las películas de Disney. Encima, ganó dos premios Óscar por su música.
Tres culpables del fin del Renacimiento en Disney
Para 1994, Disney iba a perder a uno de los principales referentes de su estudio, Jeffrey Katzenberg, que peleado con la gerencia se iba a unir a Steven Spielberg y David Geffen para crear un estudio que iba a traerles dolores de cabeza en el nuevo milenio; Dreamworks. Pero, claro que no iba a ser solo responsabilidad de ellos tres.
A mediados de la década de 1990 se iba a consolidar otro gran estudio animado que iba a revolucionar al mercado con sus películas animadas hechas totalmente por computadora: Pixar. Y si bien tiempo después se iba a convertir en una subsidiaria de Disney, además de haber cerrado inicialmente un acuerdo de distribución, su novedoso estilo empezó a correr el foco de interés: Toy Story y Bichos fueron dos películas revolucionarias que empezaron a mostrar de qué estaban hechos en Pixar.
Por último, el clavo final para el Renacimiento de Disney iba a llegar con un muy fallido estreno, que hoy es considerado un clásico de culto: Las locuras del emperador. Estrenada en el 2000, pasó por mil complicaciones en su proceso de producción, desde cambios de dirección hasta reescrituras completas de guion que no hicieron más que ensuciar el camino hacia su estreno, en donde apenas logró recaudar 169 millones de dólares sobre un presupuesto de 100 millones de dólares.
Ya sea para ver mejor una aparición de Brad Pitt o simplemente para intentar descifrar qué aparece en el fondo de una escena y ha despertado teorías conspirativas. Ni hablar cuando de secuencias sugerentes se trata.