Si algo tiene la novela Jurassic Park de Michael Crichton es una buena carga de aventuras, pero realmente lo que hace muy bien es llevar a cabo el tema de la clonación y la biología selectiva. En la década de los noventa el tema era del terreno de la ciencia ficción y nunca nos imaginábamos que, aunque actualmente no tenemos dinosaurios entre nosotros (hasta donde sabemos), la clonación se iba a convertir en un tema interesante de explorar y que se iban a lograr descubrimientos importantes en cuanto a selección genética.
En 1993, Steven Spielberg leyó la novela de Michael Crichton, que en ese momento escribía también guiones para series de televisión -¡gracias por ER: Sala de Emergencias!-, y avisó a Universal Pictures de la genialidad de la historia y el estudio decidió invertir, ya con el visto del director, en comprar los derechos de la novela de ciencia ficción con dinosaurios.
El ingrediente esencial de Jurassic Park en 1993 eran dinosaurios en un terreno que ya les pertenecía por derecho histórico: ellos estuvieron primero que nosotros, solo que la naturaleza hizo lo suyo y los sacó de la jugada; ahora volvían sin saber el terror que se desataría. El ser humano es curioso por naturaleza y esa cualidad muchas veces lo ha puesto al borde la extinción, y Crichton lleva esta tesis a la ficción con un toque de aventuras. Dirigida por Spielberg se volvió en un clásico instantáneo.
La primera parte solamente recaudo más de 1 billón de dólares, cifra que cambió los objetivos financieros de una industria y también la forma de hacer blockbusters. Le siguió The Lost World (1997), una secuela que perdió el foco de lo que representaba y se enfocaba más en la forma que el fondo.
Aunque la secuela ya no tuvo los elogios de los críticos, recaudó cifras bastante aceptables como para poder continuar, y el estudio se empeñaba en cerrar una trilogía. El director Steven Spielberg tenía aún el guion de Crichton para The Lost World, que fue escrito por la premura que el éxito de Jurassic Park tuvo en cines. Sin embargo en 1993 el realizador había lanzado dos hits cinematográficos; eso lo había dejado en extremo cansado y no dirigió nada hasta 1996 con la adaptación de la continuación de la novela de Michael Crichton. Con esto venía una crisis creativa, al mismo tiempo que un estancamiento profesional que le obligó a negarse a dirigir una tercera parte y sale de la saga jurásica.
Jurassic Park III (2001), bajo la dirección de Joe Johnston con un guion de Alexander Payne, recaudó menos de la mitad de lo que The Lost World. Una vez más el estudio había desperdiciado la oportunidad de volver a las aventuras de dinosaurios con humanos y no al revés. La historia de Alexander Payne y Johnston se pierde en un rescate absurdo que colocaba a los actores en escenas involuntariamente cómicas, un Sam Neill que se nota tan incómodo que para mi gusto era un sufrimiento aparte ver a un actor de su calibre siendo tan desperdiciado por un guion que ni siquiera le daba su lugar como un actor con un legado para la trilogía.
Desearíamos que la saga hubiera sido redonda en todo aspecto, sin embargo, la productora Universal Pictures perdió el objetivo de la consistencia de la propia tesis y se enfocaba en crear películas de acción con dinosaurios sin fondo, pero con mucha forma y efectos especiales. En 2001 se cierra la trilogía y no con algo digno.
Jurassic World (2015) de Colin Trevorrow trajo de vuelta ese furor por los dinosaurios y crearon una buena historia con personajes que nuevamente creaban un vínculo con el espectador. Chris Pratt con Bryce Dallas lograban una tensión y química en pantalla que cautivó nuevamente a los fans, pero también a una nueva generación. Los tintes de terror ligados nuevamente con la aventura ponían las manos sudorosas y así la película incluso rebasó el billón y medio de dólares, más que lo hecho por Jurassic Park en 1993. ¡Lo habían logrado! Pero eso tampoco duró para siempre…
A veces no entiendo por qué las productoras contratan a un director por su estilo, y cuando lo colocan para dirigir un proyecto esa estética o autoralidad la reducen al mínimo. El español J.A. Bayona se unió al proyecto de Jurassic World: Fallen Kingdom (2018) y sí, había una expectativa tremenda por el estilo del director y su capacidad para conmover por medio de sus historias e imágenes.
La primera hora de Fallen Kingdom es totalmente efectiva, y aunque no es memorable, sí nos regaló una de las escenas más emotivas dentro de la saga de Jurassic: ver al brontosaurio quedarse en la bahía pidiendo ayuda con la amenaza de un volcán en erupción con la naturaleza nuevamente negándoles su dominio en la Tierra. Después de esta primera hora la película se vuelve otra totalmente. Adopta lugares comunes que ya habíamos visitado en la saga pero que tampoco fueron los mejores. Se notaba a primera vista que el estudio había hecho lo suyo con el estilo visual de Bayona reducido al mínimo con un guion aburrido y hueco.
Jurassic World: Dominion ya está en cines y las críticas no han sido favorables. El estudio prometía, con los actores originales de 1993 de vuelta, un mar nostálgico acompañado con un cierre digno para toda la saga. No obstante la historia se vuelve a perder en situaciones con personajes que ya no nos importan y deja de lado la historia de Grant y Ellie que sí aportaba algo nuevo a la franquicia, pero que se le resta importancia otra vez por incluir más fuegos artificiales que una buena premisa que logre captar la atención de los espectadores.
Aunque no se puede negar que sí la película tiene momentos rescatables, no es el cierre digno para una saga del tamaño de Jurassic Park, no si la comparamos con lo hecho por Steven Spielberg hace ya casi 30 años, pero que también se volvió un referente para el subgénero de cine de aventuras. En lo que falla esta última parte del universo jurásico es contar una sola buena historia que pudiera juntar a los personajes de la década de 1990 con los actuales y no querer abarcar tanto con la historia de rescate de un clon adolescente que es por momentos odiosa e insoportable y darnos muy poco de una posible crisis alimentaria a causa de las alteraciones genéticas, sin contar que los dinosaurios otra vez fueron dejados de lado.
Pero ¿cuál es tu opinión? ¿Es realmente este un cierre digno para 30 años de dinosaurios?