Un hermoso camino de valentía y esperanza con el último dragón, pero…

Poco más de un año ha transcurrido desde que presenciamos la última película producida por Walt Disney Animation Studios (Frozen II, diciembre 2019), y justamente en ese intervalo hemos sido partícipes de uno de los mayores acontecimientos en la historia de la humanidad: una pandemia originada por el virus SARS-CoV-2, mejor conocido como COVID-19. Aún y cuando el presente y futuro permanece incierto y enigmático, el mercado de las plataformas de streaming encontró un salto importante para liderar los mercados internacionales en los temas relacionados al séptimo arte y las series de televisión, esto debido al cierre temporal de las salas de cine en la mayor parte del mundo. De ahí que la incursión de uno de los gigantes empresariales (The Walt Disney Company), con el lanzamiento de su propia plataforma Disney+, condiciona la competencia y reestructura la manera en la que los televidentes disfrutan de contenido online en su hogar.

Una de las apuestas más sólidas e indudables para Disney+ durante los tiempos de cuarentena y cuidado que llevamos en el mundo, pese a que su estreno estaba previsto para noviembre de 2020, es Raya and The Last Dragon (Raya y el último dragón), una historia que se desprende de la dirección de Don Hall y el mexicano Carlos López Estrada, con un guion de Qui Nguyen y Adele Lim. Una extraordinaria animación que apela a nuestro muy íntimo sentido aventurero y que promete enamorar a los pequeños del hogar gracias a su imponente protagonista y su deslumbrante mundo de fantasía.

Sumergirte en Raya and The Last Dragon implica adentrarse en el fantástico mundo de Kumandra, un armonioso lugar en el que humanos y dragones vivieron juntos y en paz hace muchísimos años. Pero como suele suceder, las fuerzas del mal no descansan en ningún momento y cuando unos seres extraños amenazaron el territorio de Kumandra, los dragones se sacrificaron para salvar a la humanidad. Ahora, 500 años después, esas mismas fuerzas malignas han regresado a la vida y Raya, una guerrera feroz y solitaria, tendrá que encontrar al último y legendario dragón para reconstruir su mundo destruido y volver a unir al pueblo de Kumandra.

Con un toque amplio de magia, gentileza y poderío, se presenta uno de los elementos principales de la película: Raya, una magnífica, intrépida y valiente guerrera que debe cargar con el peso de salvaguardar un mundo sumido en el caos, pero que en todo momento cumple a cabalidad con su faceta de líder y ejemplo a seguir, y aunque mezcla tintes de nobleza y amabilidad, Raya posee un estruendoso carácter que le permite sumar aliados a cualquier momento, sembrando la semilla de la esperanza en los que la miran luchar con fiereza. Raya tiene la encomienda de encontrar a Sisu, el último dragón, de ahí que su travesía para encontrarlo sea atrapante y especial, pues el mundo presentado por los guionistas y directores nos permite surcar sin dudar los maravillosos paisajes de Kumandra.

De ahí que surja una mención especial para Raya and The Last Dragon, pues su animación es, como acostumbra Walt Disney Animation Studios, fascinante. Cada detalle, elemento y situación presentada durante los 114 minutos que dura la cinta es simplemente espectacular. De ahí que también sea una pena rotunda no poderla disfrutar en la pantalla grande. Impecable trabajo de fluidez y atención dentro de cada una de las secuencias de combate, que son el punto medular de la historia, pues dentro de la nobleza de la misión de Raya, el superar los obstáculos que se le presentan a punta de puño y espada, son adictivos y bien logrados, un punto que atrapará a todos por igual. Se resalta sin dudar el trabajo actoral de Kelly Marie Tran y Awkwafina, quienes prestan su voz a Raya y Sisu, compenetrándose plácidamente con su contraparte animada y encontrando total confort y veracidad para con el espectador.

Otro de los elementos a destacar, y como ocurre por ley con las animaciones de este calibre, es el mensaje que se plantea, pues a través de esta épica fantástica, encontramos nuevos elementos que nos ayudan a comprender el valor de la amistad, la confianza, los lazos familiares y la bondad que debe abundar en todos nosotros, mostrando por igual la importancia de defender lo justo y correcto. De ahí que Raya, pese a su resolución ágil, simplista y previsible, se vuelva en una aventura encantadora, osada y entrañable. Tal vez no es la esplendorosa historia que se nos ha presentado con anterioridad, pero su objetivo es obvio y funciona, no pretende ser más de lo que es.

Punto adicional a la representación y homenaje que realizan hacia los países del sudeste asiático, pues el mundo de Kumandra, dividido en 5 regiones, las cuales representan una parte distinta de un dragón (Corazón, Colmillo, Columna, Talón y Cola), muestran paisajes de Indonesia, Malasia, Tailandia, Camboya, Vietnam, Laos y Singapur. Un recorrido hermoso y trascendental dentro del universo cinematográfico. Mismo detalle con la representación del dragón Sisu, conocido realmente como Nāga, criatura con forma de serpiente asociados con el agua, que se relaciona con la vida y la esperanza, de ahí la mezcla perfecta con la simbología de Kumandra y el entendimiento con el personaje de Raya y su vida.

Raya and The Last Dragon es todo lo que esperas y más; una impecable animación con una todavía mejor protagonista.

Nada que objetar.

Raya and The Last Dragon (Raya y el último dragón) no solo enamora con su impecable animación y con su extraordinaria protagonista, sino que además sigue cimentando con firmeza el empoderamiento de la mujer a través del mundo de la animación, construyendo personajes sutiles y poderosos que representan la lucha y el esfuerzo dentro de una sociedad consumida por el caos.