Por estas razones no te puedes perder Apollo 10 ½ de Richard Linklater
Para Brau García, Apollo 10 ½ tiene elementos conmovedores y llamativos dignos de ser vistos.
Nada es más emocionante que estar vivo, especialmente siendo un niño. O al menos así lo piensa Richard Linklater. En su más reciente largometraje, Apollo 10 ½: A Space Age Childhood (Apolo 10 ½: Una infancia espacial) disponible en Netflix,el tiempo y lugar son tanto un sueño como una realidad personal autobiográfica. Y es, dentro de sus elementos más realistas, donde el espectador conectará más con la historia del director.
La película se desarrolla en la primavera de 1969, solo unos meses antes de que la misión real del Apolo 11 llevara a los primeros astronautas a la luna. Dos científicos de la NASA, interpretados por Zachary Levi y Glen Powell, se dan cuenta que construyeron uno de los módulos Apolo demasiado pequeño para un adulto. ¿Su mejor solución? Reclutar a un estudiante de cuarto grado llamado Stanley que tiene calificaciones aceptables y, en apariencia, no tiene habilidades para operar el módulo. Sí, suena, hasta cierto punto algo tonto, pero Linklater no está tan interesado en las posibilidades de aventuras espaciales de su historia.
La cinta tiene tantos elementos conmovedores y llamativos que aquí te presentamos algunas razones para que no te la pierdas.
Crédito: Netflix
1 Nostalgia
La nostalgia no es un tema ajeno en la filmografía de Richard Linklater: desde Dazed and Confused hasta Boyhood, el director sumerge a su audiencia en un lugar y una época palpables, capturando los matices de la vida cotidiana con personajes que se sienten reales. Dentro de sus elementos más realistas y nostálgicos se explora cómo la esperanza por el futuro y el horror del presente se mezclan en los ojos de la infancia. Es su tema central y, quizá, el más atractivo.
En el cariñoso recuerdo de Stan sobre los días y eventos significativos de su juventud, el tema de la nostalgia se extiende a lo largo del filme. Sin embargo, este recuerdo del pasado va más de la infancia de Richard Linklater: la película se siente como un retrato sobre cómo los sucesos durante los años de formación llegan a definir al individuo. Al contar la historia de su misión lunar, Stan se define a sí mismo por el evento que le dio forma a su juventud. Stan se coloca a sí mismo en el centro de la misión Apolo, sirviendo como comentario a cómo él percibe su realidad en el año de 1969.
Crédito: Netflix
2 Regreso al rotoscopio
Linklater comunica sus ideas a través de la animación. Su regreso al rotoscopio, después de casi 17años, nos brinda una cinta única en cuanto a objetivos comunicativos. Apolo 10 ½ es muy diferente a los largometrajes anteriores (Waking Life y A Scanner Darkly). Aquí hay un objetivo claro y enfocado para la animación: dar vida a los recuerdos nublados de un niño y acentuar la fantasía dentro de la realidad. Cuando Stanley se queda dormido mientras está ocurriendo el despegue real, a pesar de su entusiasmo por ello, su madre le dice a su padre: “incluso si estaba dormido, algún día pensará que lo vio todo”.
Ese es el sentimiento que impulsa toda la película: la forma en que nuestros recuerdos se transforman con el tiempo, creando fantasías individuales sobre cómo era realmente el pasado. El equipo de animación, dirigido por Tommy Pallotta, optó por utilizar la captura de movimiento de actores reales y luego animar sobre el metraje para moldear mejor el mundo que quieren retratar. La técnica otorga a los personajes expresiones hiperrealistas y matizadas que se contrastan con las capas de colores vívidas, los fondos fantásticos y caricaturescos.
El uso de la animación para ilustrar los recuerdos de Stanley hace que el enfoque de la película sobre la nostalgia sea más claro e inteligente, porque logra explicar las cosas que no se ven como resultado de la memoria selectiva y protegida del personaje principal. La cinta es una versión de color rosa del pasado, pero solo porque Linklater lo experimentó de esa manera. Como sugiere la voz adulta de Jack Black, eventualmente comenzó a ver las cosas como son.
Crédito: Netflix
3 La "magia" de la década de 1960
Lo cierto es que esta no es la década real de 1960: es la década de 1960 de la mente de Stanley (y de Linklater), una que giraba en torno a la televisión, jugar en la calle y mirar las estrellas con asombro. Uno de los elementos más interesantes de la película se produce cuando Stanley explica el tipo de programas que solía ver en la televisión, y Linklater muestra a los espectadores versiones rotoscópicas de introducciones de películas y programas, como El mago de Oz, La dimensión desconocida.
La sensación de que se aproxima un gran cambio para Stanley se debe a que Linklater constantemente hace énfasis sobre cuán protegida fue la infancia del personaje y cuánto están cambiando las cosas a su alrededor. Comenta sobre su infancia privilegiada de manera directa: los reportajes en la televisión sobre las protestas contra el alunizaje se utilizan para distraer a los espectadores sobre las protestas sociales más importantes –y evidentemente Stanley cae en esa distracción–. No era fácil ignorar los problemas que atravesaba el mundo en 1969, con la guerra de Vietnam cobrando miles de vidas adolescentes.
Crédito: About Netflix
4 La realidad con la ficción
Incluso sin la animación del rotoscopio, que permite que las actuaciones de acción capturadas en vivo sean realistas, la película se siente real, como un vistazo genuino a través del tiempo. Linklater se enfoca en cosas pequeñas y arraigadas: las peleas insignificantes de los hermanos, la rutina diaria, los juego que inventan los niños cuando están aburridos en un día lluvioso. La televisión y las películas son elementos importantes del largometraje, incluso con un tiempo de ejecución de poco más de 90 minutos. Con la historia real del lanzamiento del Apolo 11, contada junto con la propia historia de Stan, la película enmarca sus aspectos casi documentales con una historia dulce e inocente sobre los sueños de exploración espacial de un niño.
“Todos queríamos ser astronautas”, como mencionó el propio Richard Linklater cuando se le preguntó cómo comenzó a construir la historia.
Crédito: Netflix
5 La inocencia y maravilla de la juventud
Richard Linklater tiene una manera particular de establecer el montaje: regresa a la premisa inicial de un niño que va al espacio, de su fantasía yuxtapuesta con imágenes rotoscópicas del lanzamiento real del Apolo 11, cerrando el círculo de su narrativa. La película es una combinación encantadora y visualmente especial de historia y fantasía, de los recuerdos y la juventud que captura la forma en la que los niños ven y procesan los eventos históricos que suceden a su alrededor. Mientras los adultos en la película no dejan de hablar sobre el daño de tirar basura y la muerte del planeta, para un niño de los suburbios de Texas, fue fácil ignorar las cosas aterradoras y concentrarse en la emoción de un parque de diversiones o una nueva película. Explora cómo elegimos lo que queremos recordar, y cómo esas elecciones afectan nuestro crecimiento y al mundo.
Al presenciar eventos históricos, uno se convierte en parte del evento. Esto, a su vez, lleva a que la historia dé forma al futuro, que es la raíz de la propia nostalgia de Stanley. Apolo 10 ½ : Una infancia espacial usa su premisa alimentada por la nostalgia para llegar a un final que captura la inocencia y la maravilla de la juventud, mezclando historia con esperanza para el futuro.
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