Con la expansión del Universo de Star Wars a partir (o junto) del avance de la tecnología, fuimos testigos de distintas herramientas para “rejuvenecer” y renovar ¿por siempre? a esta gran franquicia.
Tal vez el rejuvenecimiento facial sea la piedra angular de todo esto. ¿Por qué? Porque para Star Wars fue la mejor manera de traer nuevamente a personajes icónicos. El ejemplo más reciente es la aparición de un joven Luke Skywalker tanto en el final de la segunda temporada con The Mandalorian como también en The Book of Bobba Fett. Pero esa no fue la única vez: recordemos en Rogue One (2016) contamos con la presencia del Gobernador Tarkin, interpretado por Peter Cushing quien falleció en 1994.
Y así se inició un debate picante: ¿cuál es límite para utilizar la tecnología cuando los actores y actrices que interpretaron están muertos? Esto fue algo de lo que se volvió a hablar luego de que nuestra amada Carrie Fisher se volviese eterna. Por eso la otra opción, la de recastear a actores, es la otra posibilidad: en Han Solo (2018), en vez de realizar una versión joven de Harrison Ford, se contrató a un nuevo actor.