¡La espera valió la pena! John Wick 4 es una genial conclusión para la mejor saga de acción de los últimos años
Después de casi dos años de retrasos de su fecha original de lanzamiento llegó por fin John Wick: Chapter 4 (John Wick 4), saga de acción del director Chad Stahelski encabezada por Keanu Reeves. Y sí que la espera ha valido la pena.
Ya lo pueden constatar ustedes mismos en cines.
John Wick: Chapter 4 (John Wick 4) nos presenta al personaje titular (Keanu Reeves) en su cruzada contra los poderosos miembros de la High Table, en específico contra el Marqués de Gramont (Bill Skarsgård), uno de los líderes de la mesa que quiere poner orden en la organización criminal. Gracias a su poder, el Marqués manda cerrar el Hotel Continental y le pone precio a la cabeza de John para acabar con su amenaza.
La búsqueda de venganza y de ayuda para lograr su objetivo lleva a John por todo el mundo, comenzando por Japón donde acude al Osaka Continental en búsqueda de ayuda de su amigo Shimazu (Hiroyuki Sanada). Ahí se encuentra con un asesino retirado de nombre Caine (el genial Donnie Yen) que lo pone en predicamentos junto con Tracker (Shamier Anderson), otro asesino que está esperando el momento adecuado para jalar el gatillo y llevarse la gran recompensa que le ha puesto el villano a la cabeza de Wick.
Mientras huye de los que están tras su vida, John reta en un duelo al Marqués, única forma en la que podrá recuperar su libertad.
Stahelski y Reeves logran lo que se creía imposible: superar lo presentado en las tres anteriores entregas para cerrar con la vara en todo lo alto en una sinfonía de gun-fu, stunts y locuras que rinde homenaje a los westerns, las películas de peleas, de samurais e incluso a los videojuegos. El mejor golpe de toda la saga.
Los escritores Shay Hatten y Michael Finch quitan un poco de toda mitología que abundó en los últimos dos episodios para entregar una historia enfocada más en la acción, como lo fue la primera cinta. Con una larga duración de casi tres horas, esta no solo es la mejor parte de la saga sino que es una de las mejores cintas del género de acción de todos los tiempos. Pero, ¿por qué?
El gran colmillo retorcido de Stahelski construye secuencias de acción que son igualmente impresionantes como artísticas y que logran ser parte integral de la historia más que un simple adorno. A diferencia de muchas películas de acción que agregan secuencias de pelea gratuitas este no es el caso. Y es que las coreografías son fantásticas; el director pone a los combatientes en situaciones que le permiten lucir la gran fotografía de Dan Laustsen (quien también es uno de los fotógrafos de cabecera de Del Toro).
Cada secuencia está perfectamente planeada y ejecutada para además de contar la historia para rendir homenaje a varios géneros del cine de acción. El western, las películas orientales de samuráis, las persecuciones del cine policial de los 70 e incluso hay homenajes a los videojuegos, en secuencias que se volverán obligadas para revisitar en la historia del género.
Las actuaciones también suman a la grandeza de este film. Skarsgård se destaca a más no poder como el villano de esta historia, y los personajes adicionales ayudan a agregar profundidad. Aunque la historia más que nunca gira alrededor de John y no tanto de la mitología, es la entrega de la saga que menos diálogo tiene de parte de Reeves, lo que ayuda al lucimiento de los otros actores como los ya mencionados Anderson y Donnie Yen.
Mención aparte necesitan los viejos colaboradores de Wick que regresan como Laurence Fishburne, Ian McShane y en especial Lance Reddick, quien recibe un gran homenaje, mismo que fue planeado antes de su reciente muerte.
Esta una película casi perfecta si no fuera porque su larga duración a veces le juega en su contra al presentar escenas que se sienten híper largas, sobre todo al inicio… Bien podrían haberse acortado para darle más ritmo. Pero eso no nos importa a los fans, al contrario: muchos señalan a la cantidad de minutos como un punto a favor, una digna despedida.
Cada entrega de John Wick se supera a sí misma, y esta no es la excepción. Es un gran compendio de homenajes a todo el cine de acción de todos los tiempos e incluso, más que nunca, un autohomenaje a Wick, que lo tiene bien merecido por devolvernos la esperanza en el género y por ser un ejemplo que muchos cineastas imitarán de ahora en adelante.
John Wick (John Wick: Capítulo 4) es un episodio final totalmente épico, con secuencias de acción tan imaginativas que no habíamos visto en las anteriores entregas. A pesar de que no es tan emotiva como algunos pudieran esperar, para la mayoría de los fans eso no es necesario: John Wick sigue siendo el bad-ass más brutal de la historia del cine.