Ayer fue sábado. Tal vez eres uno de esos chavos que trabajan medio día del primer día del fin semana. O aún peor: chambeas jornada completa y la santa madre de Dios.
Llegó la noche y tu novia que “ay mi amorcito, que quiero verte y estar contigo hoy” vía Whatsapp. Y tú que rompes uno de los 10 mandamientos: le mientes para poder parrandear con tus cuates.
Y comenzó una historia que a más de uno le (o nos, ejem ejem ejem) ha sucedido.
Primero, seriedad y la idea: "ay, mi querida, ¿no recuerdas del torneo de fútbol del que estoy participando?"
Y seguiste: "es una noche especial, debo asistir, estamos por jugar las finales y sabes lo que significa para mí, la batalla de las batallas".
Ella no lo recordó (gracias Dios!!!), pero ya su cara daba un poco de terror.
Tu estuviste muy seguro (nunca demuestras flaquezas) y le comentaste: "amorcito... tranquila... que es el torneo de fútbol, te digo... el que juego con mis buenos amigos samaritanos..."
Ella recordó a algunos de tus amigos, pero sobre todo a los otros, a los no tan santos, a los medio loquillos.
Le juraste y perjuraste que el fútbol era todo para ti y partiste con el bolso. Todo despejado. Libertad.
Ni bien te encontraste con tus carnales les pediste de la manera que fuera que quede todo esto en el mayor de los secretos.
Ya todos juntos, como manada, salieron dispuestos a romper la noche.
Una copa por aquí, una copa por allá y una hermosa fémina con quien charlar. Sí, calma lectoras: CHARLAR.
Pero, ¡que te lleven los demonios!, justo tu novia hacía salida de chicas en el mismo bar en el que estabas con los compadres. Y vio la última situación. Y ardió Troya, Roma, Noruega, el bar, TODO.
Tú, que siempre fuiste un hombre hecho y derecho, encaraste la situación con hidalguía y soportaste el golpe y no le volviste a hablar hasta el otro día... ¡MENTIRA! ¡De rodillas le pediste perdón!
Tu novia entendió (luego de 3 horas de llantos e inundar el vecindario donde se encuentra el bar). Y lo mejor fue la reconciliación. Te quedaste pensando que si hubieras sabido de este final, te quedabas en casa con ella.