Saltburn, la nueva película de Emerald Fennell, satura con tanta extravagancia
No hay que perder de vista que la elegancia se encuentra en la sencillez.
Emerald Fennell, la directora de Promising Young Woman, vuelve a apostar por lo no convencional para provocar e incomodar a la audiencia con Saltburn, pero lo hace a medias porque si bien la estética visual es impactante, el guion limita el potencial creativo de la película, por lo que más que deleitarnos, como prometía el marketing del filme aterrizado hace poco en Prime Video, nos deja con un sabor decepcionante.
En esta comedia negra combinada con thriller, como otras tantas producciones de Hollywood, Fennel aborda la superficialidad de muchas familias ricas, entusiasmadas con sus estilos de vida lujosos. Caen en una inocencia risueña de una desconexión total con el mundo real que provoca risa, ya que desconocen lo que ocurre a la vuelta de la esquina y ni se preocupan por abrir horizontes, pues ¡qué más da dónde quede Liverpool! (Entenderán esta referencia cuando vean la película).
¿De qué va Saltburn?
Oliver Quick (Barry Keoghan, Eternals) es un joven becado que estudia en Oxford y lo tienen desplazado porque “compra la ropa en Oxfam”. Sin embargo, sorprendentemente, se hace amigo del guapísimo Félix (Jacob Elordi, Euphoria y Priscilla), popular y multimillonario, quien se convierte en esa figura irresistible y en la obsesión más oscura de Oliver.
Dada la situación de este último, Félix lo invita a pasar el verano a su mansión de Saltburncon su excéntrica familia, encabezada por su madre Lady Elsbeth (Rosamund Pike, Gone Girl), el señor James (Richard E. Grant, Loki) y la hermana menor Venetia (Alison Oliver, Conversations with Friends).
Durante esta estancia, el complejo social de Oliver se agudiza, así como su deseo hacia Félix ante la incertidumbre de verse correspondido, por lo que este resentimiento desata todo un caos en la mansión de Saltburn. La película es un quiero y no puedo porque, a pesar de la persistencia en el anhelo de Oliver de escalar socialmente y ganarse sentimentalmente a Félix, la narrativa se ve atrapada en la repetición de sus propias aspiraciones y se vuelve cansada, además de monótona.
Película Saltburn (2024)
Interpretaciones que enamoran
Sin embargo, agradecemos la presencia de Rosamund Pike, quien está estupenda y porta las líneas más sarcásticas del relato. Con mucha espontaneidad y chispa nos arranca una sonrisa. Su presencia siempre se agradece.
Eso sí, en Saltburnnos enamoramos de Barry Keoghan, pues su transformación hacia un psicópata es brutal con una sangre fría y sin escrúpulos que nos deja sin aliento. Su interpretación majestuosa trasciende las limitaciones del guion y nos regala algunas de las escenas más memorables y desagradables de este año. Pongan atención a una bañera y un baile minutos antes de los créditos finales, lo que también demuestra el arte de Fennell para combinar lo cinematográfico con lo teatral, pues Saltburntransmite esa sensación de estar viendo una obra en vivo y Keoghan hace magia con ella.
La dirección artística, el vestuario y los decorados se llevan de calle la película. La fotografía de Linus Sandgren nos brinda tomas exteriores e interiores espectaculares del lugar, Northamptonshire (Inglaterra), testigo de los secretos más oscuros y perturbadores, con una paleta de colores sombríos y llamativos que nos envuelven en esa atmósfera siniestra.
El físico, un arma de doble filo
Por su parte, el australiano Jacob Elordi logra transmitir la personalidad de un joven rico despreocupado y consciente de su atractivo y popularidad; sin embargo, en su caso, el guion prefiere apoyarse más en su indiscutible belleza que en el desarrollo del personaje. No cabe duda de que los primeros planos sin camiseta de este son más que suficientes para avivar las mareas de fans del fenómeno Elordi, expuesto a la viralización en las redes sociales, lo cual cumple con la intención de Fennell de hacer eco de su película a través de este nuevo “Dios”, pues ahora los “me gusta” valen más que mil palabras.
No obstante, la guapura de Elordi, en términos cinematográficos, no es suficiente para elevar la calidad de la trama y este es el otro gran problema de Saltburn. Lo físico tiene caducidad, a diferencia de una narrativa sólida y convincente que pasa a ser atemporal. Las escenas eróticas son en Saltburnuna cortina de humo para compensar las deficiencias narrativas. Así pasó con Promising Young Woman, dos tropiezos con la misma piedra.
Se valora la visión arriesgada de Fennell y el gusto por desafiar lo tradicional, sin embargo, satura con la extravagancia. No hay que perder de vista que la elegancia se encuentra en la sencillez.
“Yo vi tres luces negras” es una oscura y reflexiva historia sobre la muerte, el duelo con guion inteligente que mezcla realismo mágico con un contexto político social violento y agreste. ¡Un logro latinoamericano!