Que tire la primera piedra quien diga que no se ha reído a carcajadas con las ocurrencias de Joel y Sheila al fallar terriblemente, en incontables ocasiones, como asesinos y agentes inmobiliarios. Pero eso sí, en cuanto a su relación amorosa, son la pareja perfecta. Dejemos a un lado a los adolescentes James y Alyssa de The End of the F***king world porque el término relationship goals sólo lo podemos aplicar a Joel y Sheila.
Esta segunda temporada, lejos de bajar la calidad, nos logró mantener con un dedo puesto en el botón de reproducir el siguiente episodio. Comenzamos con los dos principales problemas de Sheila: la descomposición de su cuerpo y su compulsión por comer carne humana. Mientras que Joel intenta salir de la clínica de salud mental y su hija Abby busca la manera de conseguir la bilis de serbio que necesitan para “curar” a Sheila.
Conforme avanzan los episodios nos enteramos que Sheila no es la única zombie en Santa Clarita, y de hecho se revela también la causa de su infección. Irónicamente se trata de unas almejas de origen Serbio. Así que Joel y Sheila tratarán de salvar al mundo de convertirse en un apocalipsis zombie al mismo tiempo que intentan ser buenos padres y profesionales exitosos.
Éstas últimas dos tareas no serán nada fáciles teniendo en cuenta la alocada vida que lleva la pareja Hammond. Sin embargo, juntos encuentran la manera de educar a Abby y triunfar en su vida laboral, no sin antes pasar varios percances.
Por otra parte, gracias al destino (porque sí, tienen mucha, muchísima buena suerte) Sheila y Joel logran (o más bien se adjudican) salvar el mundo de una posible infección zombie.
Después de ese triunfo su vida en Santa Clarita parece peligrar y deciden que es mejor mudarse. Sheila y Joel intentan cubrir el rastro de sus asesinatos pasados, pero lo único que provocan es hundirse aún más. De esa manera su amiga y policía Anne descubre que ellos están detrás de los asesinatos y desaparecidos de la zona, aunque lejos de terminar todo trágicamente para ellos, tenemos un giro muy interesante en la trama. Anne es religiosa y cree que Dios mandó a Sheila para cumplir y hacer su trabajo en la tierra. ¡Qué loco!
Nuestro veredicto de esta segunda temporada es que Santa Clarita Diet logró hacernos morir de risa más que la primera entrega. Además nos adentramos a una trama más estructurada en cuanto al origen de la infección zombie de Sheila y los cambios de personalidad que provoca en la persona que se contagia. También hay que mencionar la aparición de los cazadores de zombies, que problamente serán un dolor de cabeza para la familia Hammond en la siguiente temporada.
Definitivamente la interacción entre los personajes es el encanto de la serie. Incluso la plana y aburrida Ramona nos llega a sacar una que otra risa al igual que la cabeza parlante de Gary y su amistad con Joel. Y ni hablar del inocente de Erik, esperamos que Abby algún día le haga caso al pobre, al menos ya sabemos que no morirá virgen.
Grotesca, estúpida y absurda, así es la segunda temporada de Santa Clarita Diet y no dudamos que por esto la amarás igual que nosotros.