Say hello to my little friend: Walter White es Scarface

Lo que sigue a continuación es el todo de este artículo. A partir de aquí comienzo a desmembrar para ti. Y espero sorprenderte.

Vince Gilligan, cerebro maestro detrás de Breaking Bad, es el autor de esta frase en plena entrevista para la revista Rolling Stone.

A partir de esa afirmación comencé a investigar el tema y pude percatarme que antes de esta entrevista para el medio Rolling Stone, en dos notas (una es una reseña sobre la transformación del personaje de Walter White y otra es una entrevista al mismo Bryan Cranston) de The Hollywood Reporter ya se anticipaban declaraciones de Vince Gilligan relacionando la serie con el clásico de Brian De Palma de 1983.

En esta nota te dejaré los puntos de conexión entre Breaking Bad y Scarface, en todo lo que respecta, tanto en guión como en personajes.

Porque, al fin y al cabo, los desarrollos excelentes de Made In Hollywood merecen ser reconocidos siempre.

Comenzamos con el más obvio de los puntos: tanto Breaking Bad como Scarface basan sus guiones en los altibajos (o como siempre se dijo de Scarface, la subida meteórica y la caída estrepitosa) de las carreras de dos traficantes de drogas y el mundo que ambos viven alrededor de estos objetos del deseo de muchos.

Comparten a su vez que las drogas que comercializan, la metanfetamina y la cocaína, son altamente adictivas y son también, aunque haya discusiones, los males más grandes de cada una de las épocas en las que se vive en cada una de las producciones. 

Por último, vale rescatar que el contacto con ellas es constante: no hay capítulo en el que Walter White no esté presente junto a su producto, así como Tony Montana le da muchísima importancia al suyo.

Relacionado con lo anterior, ambos personajes usan sus respectivos productos para construir su camino en una suerte de cadena alimentaria de narcotraficantes y reunir millones de dólares.

Pero, ¿por qué? Como Walter White le dice a Jesse que no está ni en el juego del dinero o el juego de la metanfetamina, sino en el negocio del imperio, Tony Montana sabe desde el comienzo de la película que no quiere ser un simple cubano en Estados Unidos sin un futuro espectacular. La arrogancia, el narcisismo y egoísmo: las tres patas de una mesa que nunca va a terminar de hacer equilibrio.

Como dice el Zeppelin en lo alto del cielo, como dice la estatua que se encuentra en la fuente interior de la casa de Tony: THE WORLD IS YOURS.

La escalada en el mundo del narcotráfico tiene un pilar infaltable: la violencia. Y tanto en Breaking Bad como en Scarface la violencia es muy pero muy extrema.

¿Cómo olvidar la muerte sangrienta en el hotel de Miami entre cubanos y colombianos? ¿Cómo olvidar la muerte del lugarteniente de Gustavo Fring a manos de él mismo? ¿Cómo olvidar el trato salvaje de Tony Montana contra su jefe, López, en la escena de la agencia de autos antes de su muerte? ¿Cómo olvidar los tan geniales como violentos planes de Walter White para asesinar, entre otros, a Gustavo Fring?

Si bien en Breaking Bad la violencia comenzó como algo a lo que había que escapar y, hasta podríamos decir, de una manera cómica, lo cierto es que ya al final de la serie Walter White es más Heisenberg que un profesor de química, es más un Tony Montana que el esposo de Skyler y padre de Junior y Holly.

Arrogantes, narcisistas y egoístas, sí, seguro, pero ¿y las familias? Tanto en Scarface como en Breaking Bad, bah, tanto para Tony Montana como para Walter White, mejor dicho, la familia es un tema clave en ambas historias.

El objetivo principal de Walter White en el comienzo de la serie es recaudar suficiente dinero para su familia para que no atraviesen la pobreza si el cáncer termina con su vida. Aunque su propósito es cada vez más confuso a lo largo de la serie, se puede decir que Walter White deja de ser Heisenberg en muchos momentos ya que es un hombre que tiene hacia su familia una alta estima, aunque claramente no es suficiente para detener su trato una vez que ha ganado suficiente dinero.

En el caso de Tony Montana es exactamente lo mismo: constantemente, en su interior, desea tener un hijo con Elvira (Michelle Pfeiffer), y cuando ella confiesa que nunca lo tendría, estalla la locura, la demencia.

Tanto para Tony Montana como para Walter White el tema de los niños, la descendencia, es crucial: para recordar en relación al primero de los narcotraficantes, la escena del atentado fallido al político colombiano, en el que grita NO WIFE, NO KIDS!; para recordar en relación al segundo de los narcotraficantes, su desesperación al alejarse finalmente de Skyler al secuestrar a su pequeña hija Holly, llorando a borbotones.

No hay un análisis muy completo en este punto, pero no hay que descartar algo: dos actores que participaron del clásico de De Palma de 1983 actúan y son primordiales en el mundo narco de Breaking Bad: por un lado, el actor Steven Bauer es Manny en Scarface y es Don Eladio Vuente en Breaking Bad; por otro lado Mark Margolis es Alberto en Scarface y Héctor Salamanca en Breaking Bad.

Como ya hablamos, las vidas de Tony Montana y Walter White marcan el ascenso y la caída estrepitosa de dos zares del narcotráfico. Y esa caída es letal en el mismo sentido de la palabra: ambos personajes mueren luchando por lo suyo, creando un río de sangre pocas veces apreciado tanto en la pantalla chica como en la pantalla grande.

Si bien es cierto que en el caso de Breaking Bad el final es una suerte de redención, un intento de ayudar a su más que socio, o sea, amigo Jesse Pinkman, el cierre concreto de ambos guiones es el descenso físico de los personajes principales.

Para resaltar, cabe mencionar el arma que cada personaje utiliza: ambos personajes utilizan armas de pesado calibre, automáticas, de destrucción masiva, podríamos decir, muy populares en las fuerzas armadas estadounidenses según las épocas en las que ambas producciones fueron llevadas a cabo. En Scarface, la Colt AR-15, en Breaking Bad, la M60.

El homenaje constante de la serie creada por Vince Gilligan no fue siempre solapado: en el capítulo Hazard Pay, tercero de quinta temporada, Walter White, Junior y Holly (sin entender, claro) ven el final de la película en el salón de la casa familiar. Skyler se levanta de la cama y, horrorizada ve la escena familiar.

Un adelanto del final de sus vidas. Las casualidades no existen.