¿Será ésta la serie que salvará al grupo Marvel-Netflix?
Frank Castle está llegando a nuestras pantallas. Y con él, nuevas expectativas respecto al universo Marvel en la plataforma de Netflix.
Es que ha sido un año complicado. Iron Fist primero, y The Defenders después, nos han dejado con gusto a poco. E incluso, si nos remontamos al año anterior, nos encontramos con Luke Cage, de quien tampoco nos hemos hecho fans. Para encontrar el último gran momento de gracia de esta combinación tan prometedora tenemos que fijarnos, justamente, en The Punisher.
¿Es entonces Frank Castle el as bajo la manga de Marvel y Netflix? ¿Qué tiene de distinto este personaje, que puede llegar a salvarlos a todos? Tomémonos un rato para pensarlo.
Tal vez, lo primero que deberíamos pensar es qué tiene The Punisher que los otros no. O, tal vez, qué les falta a Iron Fist, a LukeCage, e, incluso, a TheDefenders. ¿Por qué nos costó enamorarnos de LukeCage, por ejemplo? El personaje ya era querido, lo habíamos visto en JessicaJones y nos habíamos encariñado con él. Pero en su propia serie, quiso cambiar el juego. Y tal vez, el cambio fue demasiado grande. Veníamos de ver la temporada uno de Daredevil, oscura, casi un film noir, con un villano cruento como WilsonFisk, interpretado por el increíble VincentD’onofrio, donde la sangre estaba a la orden del día y casi todos los personajes (excepto Foggy, maravilloso e iluminado Foggy) eran de armas tomar. Luego tuvimos a JessicaJones, con sus traumas, con sus laberintos mentales, con su autorepresión, con su culpa a cuestas. Con ese villano asquerosamente querible, como lo fue Killgrave, producto de uno de los más grandes actores de nuestra era, a mi humilde entender, el inigualable DavidTennant.
En tercer lugar, la temporada dos de Daredevil. Y la vara comenzó a descender. Es que sí, seamos honestos, si no hubiera sido por FrankCastle, la temporada dos del hombre sin miedo hubiera sido un fracaso. ¿O acaso alguien apreció la aparición de la horripilante Elektra? Fue, claramente, un personaje al que se le había puesto mucho énfasis y que no supo devolverlo con resultados positivos. La actuación de ÉlodieYoung roza lo exagerado y lo redundante, desentonando por completo con el compromiso que demuestran capítulo tras capítulo CharlieCox, DeborahAnnWoll y VincentD’onofrio.
Pero ahí estaba él: FrankCastle. De la mano de un brillante JonBernthal, a quien definitivamente no hubiera apostado luego de haberlo visto en el rol lamentable de Shane en The Walking Dead, vino para hacernos olvidar de todo lo otro que estaba sucediendo en Daredevil. ¿Elektrawho? ¿TheHandwhat? ¿A quién le importa? Sólo nos importaba ver qué iba a suceder con él y sus exquisitos intercambios con KarenPage (a quien MattMurdock parecía haber olvidado demasiado rápido).
Nos conformamos. Y más aún cuando, velozmente, la unión de Marvel y Netflix anunciaron que iba a tener su propia serie.
Pero después vino Luke Cage. Y acá recordemos lo que hablábamos antes. Daredevilfue una serie inesperada en sus comienzos. Oscura, violenta, cruda. Jessica Jones, aunque de otro modo, también funcionó como un puñetazo a la cara. Luke Cage, en cambio, nos mostró un héroe coqueto, un poco sensiblón, otro poco Don Juan. Y no nos convenció.
A la distancia, la veo mucho mejor de lo que fue. Una increíble banda sonora (todavía tengo escalofríos cuando recuerdo la escena de Jidenna cantando Long Live The Chief en el bar de Cottonmouth), un contenido socio político arriesgado y un guión muy bien construido.Pero tuvo sus fallas. Dinamitar la opción de tener un villano representado por MahershalaAli durante toda la temporada, para conformarnos con TheoRossi (que estuvo muy bien, pero está lejos de ser MahershalaAli) y obsesionarse con la vida amorosa de Luke Cage (si Claire o Misty o Jessica o Claire o Jessica o Misty) le costaron caro. El guión, aunque muy interesante, se movió perezosamente y la historia parecía arrastrarse. Estábamos lejos de WilsonFisk destrozándole el cráneo a alguien con la puerta de su auto.
¿Y ustedes esperaban redención tan pronto? Pues no. Llegó Iron Fist. Y acá sí, las críticas se hicieron oír. La oscuridad de Daredevily los traumas de Jessica Jones eran cosa del pasado. La sangre derramada por Fisk y por Castle era inimaginable en la historia del niñito rico de Nueva York que cree que tiene un destino.
¡Pobre Danny Rand! O mejor dicho, ¡pobre Finn Jones! Le tocó bailar con la más fea. Y no, no me refiero a sus rulitos al mejor estilo David Bisbal. Me refiero a su trama. Que si bien es fundamental para el desarrollo de la historia de The Defenders, generó muy poca empatía en unos fans que ya habíamos perdido la paciencia.
Tal vez es que extrañábamos mucho a Matt Murdock. Tal vez es que nos cuesta sentir empatía por un niñito millonario. Pero debo reconocer que lo mejor de Iron Fist no fue Danny Rand, sino el maquiavélico y torturado Ward Meachum. Sus escenas con su padre, ese horrible hombre de cera que nadie terminaba de entender muy bien qué estaba haciendo, sus adicciones, su ira constante y su frustración hicieron que nos interesara más que el lorito repetidor de Danny Rand. I’m the immortal Iron Fist. Sí, ya entendimos, ahora callate.
Conozco mucha gente que no ha podido siquiera terminar conIron Fist. Simplemente se aburrieron, y esperaron a que The Defenders volviera a levantar la vara.
Tampoco sucedió. Si bien The Defenders no obtuvo críticas tan feroces como Iron Fist, la mayoría de nosotros quedamos desilusionados. Unos escasos 8 capítulos centrados, del lado de los buenos, en Danny Rand y, del lado de los malos, en Elektra, ahora convertida en el Black Sky. Era obvio que no iba a funcionar. Además, una desperdiciada Sigourney Weaver, una continuación de los affaires de Luke Cage y un escaso protagonismo a la siempre divertida Jessica Jones. De hecho, creo que los mejores momentos de la serie, son los que ella comparte con Matt Murdock. Es que se nota a la distancia que sus personajes están más consolidados. Quizás el respaldo del público fue lo que les dio esa identidad, quizás sean los actores, o quizás, simplemente, sea que sus personajes tienen una historia mucho más compleja para contar.
The Defenders tampoco nos devolvió esa cuota de oscuridad que tanto extrañábamos. No presenciamos la violencia que tanto nos había fascinado en Daredevil, ni el pánico que te pone la piel de pollo que experimentamos cada vez que Killgrave abría su boca. Por el contrario. The Defenders se pareció mucho más a un film de Marvel, con sus puntos de comedia, y sus villanos estereotipados, que a las series que tanto nos habían gustado.
Pero ahora llega The Punisher. Y no hay forma de que no venga rodeado de oscuridad, violencia, traumas y mucha, pero mucha, sangre derramada. Además, recuperará al personaje de Karen Page, que, como dije antes, quedó olvidada demasiado rápido en Daredevil. Y ya sabemos que Jon Bernthal es capaz de representar a Frank Castle justo como lo queremos (tal vez, incluso, mejor de lo que lo queremos, quién sabe).
Ojalá la llegada de Frank Castle signifique una victoria para el equipo Marvel–Netflix. Anticipándonos, parece ser que tiene todo lo que necesita para triunfar (y carece, a primera vista, de algunos rasgos que ya hemos visto fracasar). Y si triunfa, nosotros también triunfamos, porque vamos a pasar un fin de semana maravilloso anclados a nuestros sillones y a nuestras pantallas.