El futuro se siente muy latino; caótico, pasional, intuitivo y muy nuestro. Anoche comenzó la nueva serie de ciencia-ficción protagonizada por Ludovico Di Santo, Luz Cipriota, Benjamín Vicuña, Emilio Kauderer, Angie Cepeda y Manolo Cardona. En un futuro distópico, la humanidad se enfrenta a una realidad peor de la imaginada: la contaminación, el agotamiento de los recursos naturales y los videojuegos ayudaron al debacle de la raza humana. La tentación de los humanos de usar y abusar de la tecnología incluso a riesgo de acabar deshumanizándose fue imparable y debido a eso el estado tuvo que implementar una regularización del uso de esta y otras tecnologías.
Sin embargo, como todo lo que es prohibido, genera una corriente paralela donde las competencias ilegales son un modo de supervivencia y una disciplina adictiva. En este contexto, la Corporación Neodimio recluta a siete gamers para disputar una partida extrema en la luna terraformada de Calisto.
El arranque presentó a los dos personajes, Ferrán (Manolo Cardona) y Lila (Angie Cepeda) que llevarán las riendas de esta ficción, una vieja historia de amor que se extenderá a través del juego de sus vidas, entre lo real y lo virtual, entre este mundo y la ficción.
Uno de los mejores momentos del capítulo fue la presentación de cada personaje en la voz de Lila, donde la misma describía los aspectos técnicos de cada jugador. El cierre, donde se describe así misma, terminó de comprarme como espectador luego de un comienzo donde el portuñol utilizado por algunos personajes no era para nada funcional a la historia.
A bordo de Colonus, que es a la vez nave y consola de juegos, compiten con la mira puesta en el premio: pasar a vivir en Ciudad Destino. Cada jugador tiene un ejército propio ante el que se presenta como un Dios y una asistente on-line al mejor estilo Jarvis de Iron Man. Esos guerreros libran batallas de artes marciales en el Silo, un enorme decorado metálico de 12 metros de altura. Pero no sólo allí se librerá la competencia, sino también dentro de la nave, donde los jugadores deberán convivir. Una especie de Gran Hermano futursita, donde Lila le estampó una trampa a Lodi (Benjamín Vicuña) y este quedó afuera de la serie en el primer capítulo. ¿Será?
Una gigantesca ciudad apocalíptica construida, una nave espacial y el desierto que alberga seres vivientes, son los lugares donde se desarrolla esta historia que promete dar lo mejor de sí para convertirse en un producto que no tenga nada que envidiarle a las producciones norteamericanas. En el primer capítulo, entusiasma.
Luego de la presentación del juego, y de cada uno de los personajes, la acción llega a su tope, al momento más interesante. Ferrán descubre anomalías en el desarrollo de la partida algo que no cuadra con el desarrollo normal de un juego. Sale de la nave a investigar y, efectivamente, descubre una verdad siniestra donde no son personajes de ficción los que mueren en las partidas sino personas de verdad.
Un gran dilema moral que acosará a los personajes y que deberán resolver de qué lado están o estarán en los siguiente 12 capítulos.
La serie creada y escrita por Andrés Gelós (Cumbia Ninja y Kdabra) transcurre en el año 2091 y le da el nombre a la serie. Allí encontraremos más historias de estos personajes, codiciosos, inteligente, pero seres humanos al fin, que deberán luchar por un lugar paradisíaco para reconstruir su vida. Pero quizá sea otro engaño de los mismos que los colocaron ahí, en ese juego casi real.
