Luego de A Knight of the Seven Kingdoms, el segundo episodio de esta octava temporada, este se ubica como el mejor de lo que va del final de Game Of Thrones. Sí: creemos que La Batalla de las Reinas, como se tituló en redes, fue superior en toda la acción que vimos en The Long Night pero inferior en relato al ya nombrado segundo episodio.
El comienzo nos daba la pauta que podíamos llegar a tener una intriga interesante, la doble traición fue descubierta: por un lado, la más obvia y también castigada, la de Varys; por otro lado, y la orquestada, la de Tyrion, que de alguna manera influyó para que el pelado consejero mueva sus hilos y así contacte a quien pueda con la noticia que Jon Snow es el legítimo heredero al trono. Pero todo sucedió muy rápido: Daenerys se entera de boca de Tyrion lo que sucedía con el complot, digamos, y Varys muere. Lo que aún no entendemos es cómo Daenerys sigue perdonando al más pequeño de los Lannister.
Y es que Tyrion no deja de dar puntada sin hilo: al enterarse de la situación de su hermano, preso por el ejército de Daenerys, lo libera y le ordena que obligue a Cersei que se dé por vencida y escape con él, que será imposible que gane. El momento emotivo de la noche: ese abrazo augurando el adiós definitivo entre ambos hermanos sí que fue un buen cierre para Jaime.
Y comienza La Batalla de las Reinas. Como muchos anticiparon, Daenerys sobre Drogon destroza la flota de Euron y, como golpe total de comienzo de la victoria, el dragón rompe la entrada a King’s Landing: el comienzo del fin de Cersei y su reinado se aproximaba. El dominio de los de la blonda era total, y las campanas sonaron: la ciudad se daba por vencida… pero de nada sirvió. Como muchos comentamos en su momento, Daenerys, en el peor momento de su estado mental, empieza a prender fuego TODO King’s Landing, y apoyado en tierra por Gusano Gris (lo poco que duró el accionar de la Compañía Dorada…), desbarata a la población: como dijo en el comienzo del episodio, si el pueblo no se rinde es porque ama al tirano.
A todo esto, Arya y El Perro ya habían llegado a la Fortaleza Roja. El Clegane bueno (por llamarlo de una manera) obliga a la pequeña Stark que se vaya, que tenga una verdadera vida. Ella acata y lo deja solo… pero no tanto: sigue su recorrido y se encuentra con quien ya sabíamos que debía encontrarse, La Montaña, su hermano, con quien lucha hasta el final, muriendo los dos. Un buen final para una micro historia que estaba muy tirada de los pelos, aunque demasiada atención en un episodio clave como este.
Volvamos con Jaime Lannister. Luego de una batalla feroz contra el sobreviviente Euron, queda muy mal herido. Sin embargo, prosigue con su deseo e intenta salvar a Cersei tratando de sacarla de la Fortaleza Roja, pero SORPRESA: las salidas están tapiadas por el ataque de Drogon + Daenerys. El techo cae sobre ellos mientras él le dice “siempre seremos nosotros”. Si lo pensamos, la profecía del valonqar se cumple, de manera extraña pero sucede: Jaime lleva a la muerte a su hermana. Sí, otra floja manera de hacer caer a dos grandes personajes. ¿Acaso Cersei no merecía una muerte más digna? ROTUNDO SÍ.
Por último, hablemos de Jon y Arya. Él se percata que Daenerys no será buena gobernante, nos damos cuenta ni bien decide retirarse de la ciudad. Es más: seguramente ella matará a sus aliados. Su nivel de desquicio no tiene nombre. Por otro lado, Arya se salva, de manera también extraña, pero lo hace. De alguna manera ella es la única outsider que puede llegar a llevar las malas nuevas al Norte y los otros puntos de Westeros, y que, en el último episodio, veamos la muerte de Daenerys.
Sin dudas, la octava temporada es floja, MUY floja, pero sí podemos llegar a decir que las batallas son de alto nivel de voltaje. ¿Cómo se cerrará la historia? Esperemos que de la mejor manera posible, no deben tirar al cesto esta gran épica.