El episodio de esta semana era uno de los más esperados ya que al fin podíamos ver nuevamente a Derek aunque debemos confesar que nos dejó con ganas de un poco más.
Todo comienza con Richard Webber realizando una conferencia con su nuevo cargo de Jefes de jefes comentando principalmente la situación que están atravesando y además alertar sobre los cuidados para controlar la tasa de transmisión de sus propios médicos. Además tendremos nuevos internos que aceptaron ayudar en la situación actual, aunque al final del día solo quedarán tres.
Más allá de los casos médicos que sirven para alivianar un poco el drama que atraviesan debido a la pandemia, el eje principal es Meredith que ya está confirmado que es Covid positivo.
El problema es que su cuadro va empeorando, y ella deja en claro que no quiere quitar la posibilidad a otra persona. Es por eso que incluso comienzan a decirle que debe encontrar una nueva persona que decida por ella en caso de ser necesario ya que Alex está realmente lejos.
Por supuesto Maggie y Amelia se encuentran sobrepasadas no solo por sus situaciones personales, sino por la preocupación del estado de Meredith. El drama sigue en el hospital sobre todo por parte de Owen quien no tolera estar en un mismo espacio ni con Koracik, ni con Teddy.
Respecto a Koracik está realmente perdido ante dejar de ser el gran jefe, pero además es diagnosticado covid positivo, pero no presenta síntomas. Ahora si, habiendo hecho un repaso nos metemos de lleno en el reencuentro de Meredith y Derek.
Cada vez que Meredith dormía o perdía la conciencia, se encontraba nuevamente en la playa, pero nunca la vemos llegar a sus brazos. Solo poder hablar de lejos, cuando parece que finalmente se podrán fundir en un abrazo, Meredith cae al suelo quitando todo el dramatismo a la escena y hacernos reír un poco.
La realidad es que Derek estará ahí esperándola para cuando llegue realmente su momento. La gran pregunta será, si luego de haber superado tanto, Meredith lograra ganar esta batalla.