Este episodio de Grey’s Anatomy se divide en dos grandes eventos: la operación de Catherine y el reencuentro de Meredith con su padre Thatcher.
Es el día de la operación de Cat; por supuesto Richard y Jackson intentan no demostrar sus nervios. Grey intenta dejar todo para apoyar a Richard pero él la envía a ver a su padre: puede que a Thatcher le quede menos de una semana. Por otra parte, veremos tanto a Tom Koracik como Amelia Shepherd tensos ya que son conscientes de los riesgos de la cirugía. Aquí debemos detenernos porque pareciera que entre Tom y Teddy algo sucederá.
Durante el episodio serán muchos los momentos emotivos, ya que en cierta manera todo puede llegar a ser la despedida del personaje de Catherine. Los momentos junto a Jackson son de lo más tiernos, como aquél antes de la cirugía, cuando pone en el quirófano la canción que a su madre la calma y da fuerzas.
El problema surge en pleno quirófano cuando Amelia y Tom no pueden terminar de quitar el tumor, por lo cual tienen que voltear a Cat aumentando los riesgos. Por suerte Jackson salió de la cirugía y Maggie es un gran apoyo esta vez: ella sabe lo que él siente.
Quien ayuda durante la intervención es Richard que les recomienda utilizar su lápiz detector de tejido canceroso. Catherine logra pasar el momento, pero solo se pudo extraer el 95% del tumor. Ella está feliz porque está viva, y así como muchas otras en el mundo deberá convivir con el cáncer, pero lo más importante es poder seguir estando viva.
🙂
Mientras nos deshidratamos por las lágrimas de todo lo que atraviesa Cat, Meredith junto a su padre no es algo que nos haga dejar de llorar: lo que comienza como un reproche termina haciendo que por una vez en la vida Meredith se acerca. Ella le echa en cara muchas cosas y descubre otras sobre su él, pudiendo al fin cerrar ese resentimiento a su ausencia.
Si bien el final es triste, sabemos que Meredith estará bien y finalmente le pudo hacer caso a Richard mejorando las cosas con su padre antes que fallezca.
¡BIEN POR ELLA! 🙂