Ghost-Like

Paradójicamente el final de temporada viene con un nuevo inicio para Issa, Molly y Lawrence.
Más que nada en lo sentimental, pero todo confluye en la vida en sí misma de cada uno.

Su actitud avasallante la ha terminado de definir como una persona cínica. Siempre esperando lo peor de la gente.
Ella suponía que, en el trabajo, Taurean la estaba minimizando frente a todos, por ello hizo -ante los socios- sola la presentación de un caso en el que ambos estaban trabajando.
Su compañero, de ahí en más cortó toda relación con Carter.
La cuestión no podía ser simple, ya que los jefes quedaron muy conformes con lo trabajado y asumieron que la dinámica del dúo era la más positiva. Por ello les encomendaron el trato con un cliente nuevo y muy importante.
Ahí es cuando Molly (que se reconoce negativa) ve frustrada la posibilidad de sanear su vinculación con Taurean, ya que este se va a tratar otro asunto ya que, como le dijo a los socios, “Ella puede hacerse cargo de todo”.
Como vemos la cuestión laboral no le va a ser nada fácil.
La amorosa, al revés, sí vislumbra una recuperación cuando pide las disculpas del caso a Andrew (el amigo de Nathan) y consigue que este le devuelva una sonrisa.

Aquí es donde el juego se pone interesante.
Primero tiene una charla con su padre acerca de que tener una pareja no es una tarea simple; luego se encuentra a Issa en la proyección de una película en un parque. La energía entre ambos es palpable y la Srta. Dee parece echarse atrás en su “es solo un amigo”.
Él se acerca, ya durante el filme, le desea un feliz cumpleaños y le regala sus caramelos favoritos. Charlan, todo apunta bien.

Lo borra completamente a Nathan, cumple años y no quiere drama. Hasta va a una entrevista laboral en Beat Crew.
Molly y Kelli la llevan a un parque donde proyectarán una película. Quien organiza toda esta movida cultural es Condola, una amiga de Tiffany. La velada es genial, brindan, charlan; hasta Lawrence aparece y le regala el caramelo favorito.
Acá hacemos un parate, ese encuentro es muy íntimo, más allá de la gente presente. Se sonríen, se tratan bien. Es un buen momento. Da a pensar que la protagonista ha cambiado su mirada respecto a su ex.
Al terminar Issa va a lo de Molly a pasar la noche, ahí la segunda le cuenta a la primera que cuando la esperaba para llevarla a la proyección se había aparecido Nathan y que lo espantó para evitarle a Dee el mal trago.
Issa no lo toma a bien, le enrostra a Molly que siempre espera lo peor de la gente; que ella lo hubiera manejado perfectamente.
Finalmente tiene la mentada charla con Nathan, quien le pide disculpas y le explica que estaba sumido en una depresión, pero que eso ya pasó. Obviamente Dee le dice que en ese momento no va a decidirse por perdonarlo.
Ella nota que está vagando por los meandros de su vida. Es momento de ordenarse y organizarse, sus amores, su trabajo y -como no- su casa. Así que deja de evitar el bulto y lo ataca, o sea, decora su nuevo apartamento. Lo hace propio.

Una tarde, luego de ver la película, Issa se encuentra con Condola, quien le da unos consejos y le promete contactos con quienes pueden ayudarla a remontar su proyecto de la fiesta barrial en Inglewood. No pueden avanzar mucho porque la nueva amiga tiene una cita.
Esa misma noche, Lawrence está en un bar esperando a alguien. Al llegar vemos que no es otra que Condola misma. Se habían conocido en al baby shower de Tiffany y lo que vemos es que el muchacho quizá ha estado jugando a dos puntas (por Issa).

Molly consigue que Andrew la perdone, aparentemente. Pero en lo laboral está en un momento muy complicado.
Lawrence tiene su vista puesta tanto en Issa como en Condola.
La Srta. Dee está metida, de nuevo, en organizar la fiesta barrial y tenemos que ver qué pasó con los Beat Crew. Y de sus amores… bueno, tendrá que ver qué hace.
Lo raro es que todas son situaciones de definición pronta y no sabemos si para la nueva temporada harán una elipsis (como ocurrió siempre) y nos encontremos con todo ya definido.
Como sea, no lo sabremos hasta la mitad del 2019.
¡Cuánta inseguridad!