Los amores en tiempos cibernéticos no reconocen ni limitaciones ni distancias, y es por eso que el episodio de esta semana, centrado en Turquía, nos presenta a una adolescente norteamericana en búsqueda de su amor en tierras extranjeras.
Pero ni bien la joven pierde el contacto con sus progenitores, los mismos le dan aviso al FBI ante la sospecha de un secuestro en las tierras foráneas. Los padres, entonces, nos pondrán al día sobre lo acontecido: la joven viajó hasta esas tierras tan lejanas en búsqueda de un joven turco con el que ya había tenido contacto y que luego tuvo que volver a su país.
Al llegar al lugar un grupo de personas la aíslan de todos, incomunicándola y diciéndole que su amado pretendiente es realmente una persona muy especial dentro de la comunidad y que ella debe estar preparada para estar con él. Nuestro amado equipo comienza a investigar y nota que las comunicaciones entre la joven y el pretendiente turco han sido interferidas por un tercero que redefinió la dinámica entre ambos.
Cuando el equipo comienza la investigación descubre que estos intermediarios no hacen otra cosa que fingir la muerte del joven para de esta forma generar una sensación de desamparo en la adolescente que la lleve a realizar actos tan extremos como un ataque terrorista.
La joven es adoctrinada para convertirse en una extremista, pero afortunadamente el equipo del FBI llega justo a tiempo antes que la misma se detone. Y no lo hacen solos sino también con el joven para demostrarle así que ha sido vilmente manipulada.
Un nuevo caso desenmascarado por nuestro equipo que nos demuestra que el terrorismo, como todo régimen extremista, necesita de almas desesparadas para llevar a cabo el macabro objetivo final. Y la desesperación claramente no conoce de fronteras.