Episodio 4

¡Bienvenidos de nuevo al tanque!

En este episodio de Shark Tank México tuvimos de todo: Desde unos moños de corbata muy originales, hasta un negocio familiar que fomenta el crecimiento de nuevas industrias.

Así que arranquemos con el resumen de este cuarto episodio, donde los sharks estuvieron afiladísimos con los emprendedores, lo cual sólo demuestra lo siguiente: Tener una buena idea NO BASTA, también es indispensable saber venderla.

Esta vez, cuatro proyectos fueron presentados.

Randy Cruz se presentó ante los tiburones y dio a conocer Zenzzer.

Pensando en las injusticias y la mala atención que se presentan a la hora de que cargar gasolina. Para Randy, aproximadamente 500 litros de combustible que ofrecen las gasolineras no sirven y así la gente termina perdiendo al año hasta 8.000 Pesos.

Zenzzer es un dispositivo que se conecta al automóvil y mide en tiempo real la carga de combustible que ingresa al tanque del carro. Además, hay una aplicación donde los consumidores pueden calificar, comentar y compartir sus experiencias en cada gasolinera, y así crear una comunidad y denunciar las injusticias.

La empresa pidió inicialmente 2.5 millones de pesos por el 10% de la participación. Según cuenta su Director, Zenzzer ya tiene dos registros y están trabajando en la patente.

El aparato tiene un costo al usuario final de 1.400 pesos y fue lanzado en Diciembre.

Después de la presentación, llegó el turno de los tiburones.

El retorno de inversión según Randy es de 4 a 5 meses, lo cual para Rodrigo Herrera eso fue “lo más irresponsable que he oído en todos los pitches de Shark Tank”. Para él y Arturo Elías Ayub es impensable que un cliente pueda recuperar su dinero basándose en el nivel de corrupción de una gasolinera.

“¿Cómo sabes cuánto te roba una gasolinera?”, “¿Cómo estás seguro de esto?”, increparon.

Además, a Rodrigo también le pareció altísima la valuación.

A todo esto, sumamos el hecho de que Randy vendió 200 dispositivos (aproximadamente 300.000 pesos) y todos en pre-orden, por lo que todavía estos clientes no tienen el aparato.

Para los tiburones, este producto debía ser más bien presentado a la Procuradoría General del Consumidor, una institución que tiene el poder para avalar de manera legal a los usuarios. Es decir, el producto es interesante pero el modelo de negocios no es el correcto.

El primero en retirarse fue Jorge Vergara, que dijo que a pesar de que el producto es interesante, las gasolineras hasta “le pueden poner agüita” al combustible para así pasar los litros y engañar al aparato. “No me gusta eso de andar de policía sin resultados”, dijo.

Arturo y Rodrigo también se retiraron, el Tío Carlos Bremer se fue después de destacar la enorme valuación; y para Patricia Armendáriz hay un conflicto de intereses, ya que vende gas natural vehicular.

Así, Zenzzer se retiró del set sin trato.

Ricardo Ramírez es un diseñador gráfico y apasionado por el deporte más popular del mundo: El fútbol.

Así, decide unir su profesión y su pasión presentando unos calzados deportivos con diseño propio y que puede salir a competir con las grandes marcas internacionales. Ricardo busca llevar sus botines de fútbol no sólo a toda la república mexicana, sino que también al mercado extranjero.

Kampa Premier buscó inicialmente una inversión de 2 millones de pesos, por el 20% de participación en la empresa.

La principal ventaja de esta compañía es que sus productos tienen un buen diseño y con muy buena calidad, pero con un costo final accesible: 450 pesos.

Ricardo explicó que el margen es bajo (15%) debido a que necesitan más capital para poder fabricar más producto y que los precios de fabricación sean más accesibles.

Sin dudar, Arturo decidió lanzar la primera oferta y se unió con Jorge (claro, los dos empresarios con experiencia en el ambiente futbolístico). Así, decidieron aportar los 2 millones de pesos, pero por el 45% de Kampa: 20% para cada inversor, y el 5% para jugadores que tendrán a Kampa como marca patrocinadora y usarán los botines a la hora de salir a jugar los partidos de primera división.

El emprendedor consultó a los otros tiburones si estaban interesados en proponer su oferta. Patricia dijo que jamás podría apoyar a Kampa como lo harían Arturo y Jorge, y quedó fuera. Rodrigo manifestó interés en la empresa, y le consultó a Arturo y Jorge si podía unirse al trato con su experiencia en marketing y ¿qué creen? Arturo le dijo que NO… ¡Lo batearon! 

El Tío Bremer fue sincero. Le encantó el proyecto, pero sabe que no va a poder darle esa oportunidad que Arturo y Jorge le están brindando. Por ello, quedó fuera.

Ricardo tanteó en contraofertar, pero decidió aceptar la propuesta de los sharks… ¡Se cerró el trato! 

Juan Manuel Aguilar es un contador de Guadalajara que dejó los libros para ser el dueño de su propio proyecto.

Así presentó Wooden Accesories, una empresa que fabrica corbatines que están hechos con una base de madera (sí, MADERA) complementados con materiales textiles y también tienen a dos artistas huicholes dando un toque autóctono a cada uno de los moños.

Juan Manuel pidió 410 mil pesos por el 30% de Wooden Accesories. 

Rodrigo, sin lograr entender bien el concepto fashionista de la marca, lo consideró como un disfraz y no como un accesorio. Quedó fuera.

Los productos tienen costos finales de entre 450 y 650 pesos.

Para los sharks, un corbatín es un accesorio de moda muy poco utilizado y por ende, la clientela es bastante limitada. Juan Manuel no presentó un estudio de mercado, por lo que eso no ayudó mucho a su pitch.

Patricia, Jorge y el Tío Carlos también quedaron fuera. Carlos le recomendó que también fabrique corbatines de tela y así posicionarse como “El rey de los corbatines”. Arturo ve al mercado como casi nulo en México y como las ventas de Wooden Accesories no son tan elevadas, también abandonó el proyecto.

Así, el emprendedor tapatío no pudo ‘atrapar’ a ningún tiburón.

Lorena Mendoza y Vicente Cacique son una pareja que decidieron ofrecer a los sharks a que inviertan en su negocio familiar.

Apinova es una empresa que desarrolla la cadena de suministros de un área muy enriquecedora: La apicultura. Todo esto, a partir de un modelo de negocios con las células apícolas. Así, Apinova promete ser el puntapié de nuevos negocios vinculados a la siempre deliciosa, nutritiva y más que útil miel de abeja.

La compañía busca apoyar más que nada a mujeres emprendedoras, a migrantes mexicanos que quieran emprender en sus comunidades y a los agricultores orgánicos que necesitan a las abejas para polinizar sus cultivos.

Apinova buscó de manera inicial 500 mil pesos por el 15% de participación en la empresa, para así transformarla en una franquicia social.

Cada célula tiene un costo elevado: 180.000 pesos. Esto, debido a que una célula bien trabajada con la metodología impuesta por Apinova puede producir hasta 3 toneladas de miel al año, que puestas en el mercado tienen un valor de hasta 120.000 pesos. Es decir, una persona que compra una célula recupera su inversión en 2 años y medio (o 5 cultivos de miel).

Arturo felicitó a los emprendedores, pero no entiende apicultura y para él es importante entender el negocio y por ello quedó fuera del trato. El Tío Bremer, por su parte, lanzó la primera oferta: Los 500 mil pesos, pero por el 33,33% de la compañía (es decir, la tercera parte).

Para la pareja la tercera parte es mucho, pero Patricia también decidió ofertar: Los 500 mil pesos, pero por el 25% de Apinova y un programa de financiamiento para los apicultores.

Pero esto no se termina ya que Rodrigo también está interesado, y sugirió unirse con Patricia y Carlos en el trato por los 500 mil pesos y un 30% de participación (10% por inversor). Ambos aceptaron, por lo que las tres ofertas se transformaron en una.

Pero quedaba Jorge, y fue directo: Aceptó la oferta como la pidieron los emprendedores (o sea, 500 mil pesos por el 15% de Apinova).

Jorge ofrece el dinero y menos porcentaje, pero el trío de Patricia, Carlos y Rodrigo le prometió a Apinova el conocimiento de cada uno de los empresarios en asociación.

A la pareja le encantó el hecho de unirse a los tres tiburones, pero eso no impidió que contraoferten: El 30% de Apinova, pero por 800 mil pesos.

Los tres sharks dijeron que estarían dispuestos a subir la oferta monetaria pero por 200 mil pesos por inversor, es decir, 600 mil pesos por el 30% de la empresa apícola. Después, los mismos sharks decidieron subirle 50 mil pesos a cada una de sus inversiones, por lo que finalmente quedaron en 750 mil pesos por el 30% de Apinova.

Emprendedores creando emprendedores… ¡Apinova cerró el trato con tres de los empresarios más poderosos de México!

Qué gran negociación, y qué gran manera de cerrar este cuarto episodio.