Sobrevivir en el universo paralelo no es una tarea fácil para nuestros queridos personajes de Star Trek: Discovery. En el séptimo episodio, titulado The Wolf Inside, veremos cómo luchan por no perder su humanidad en este universo paralelo donde el terror y la violencia son la moneda corriente.
Michael, capitana de la Shenzhou, es quien más debe guardar las apariencias. Por suerte, a su lado tiene a Ash Tyler, en quien confía ciegamente. ¿Pero hace bien? Todos sabemos que Tyler es una bomba de tiempo, que asesinó al Dr. Culber y que en su interior guarda una personalidad klingon que en cualquier momento puede salir a la luz.
Si bien Burnham ha logrado conseguir la información sobre la USS Defiant y sobre cómo ha logrado retornar a su universo original, es imposible que le transfiera esa data a la USS Discovery sin que sus subordinados se den cuenta. Mientras intenta idear un plan para hacerles llegar esa información, le informan que se ha descubierto una base rebelde al Imperio Terrano y que debe destruirla.
Para sorpresa de Burnham, los rebeldes son una coalición liderada por un klingon, que incluye también a vulcanos, andorianos y telaritas. Aunque tiene órdenes explícitas de destruir la base desde su posición, Burnham engaña a su tripulación diciendo que se infiltrará primero para poder sacar toda la información necesaria que los ayude, de una vez por todas, a destruir a los rebeldes en todas partes.
Por supuesto, lo que quiere hacer Michael es hablar con el líder de la coalición rebelde para advertirlos acerca del peligro que corren y, además, aprender cómo hicieron para luchar codo a codo, cuando en su universo los klingon no soportan estar cerca de otras razas.
El líder de los rebeldes es nada más y nada menos que Voq, a quien ya hemos visto en el universo original, como el abanderado del difunto T’Kuvma, y a quien L’Rell había salvado. Junto a él, se encuentra el doble de Sarek, como el profeta del grupo. Burnham los advierte y les da un tiempo para que escapen, antes de que ella, desde su nave, tenga que volar el campamento.
Sin embargo, la misión se ve complicada porque el encuentro con Voq es la último que le faltaba a Tyler para despertar su personalidad escondida. Al entrar en contacto con los klingon, Tyler reacciona de la peor manera y devela que es un infiltrado. La personalidad que llevaba escondida era nada más y nada menos que la de Voq, pero del otro universo.
Las cosas se ponen tensas cuando Tyler/Voq pretende enfrentar al Voq de este universo por juntarse con razas que los klingon consideran inferiores, pero Burnham lo salva y ambos logran retornar a la Shenzhou. Sin embargo, en la habitación de Michael, Tyler intenta asesinarla para vengar la muerte de T’Kuvma, ante una Michael que teme enfrentarse a él por lo mucho que lo quiere.
Cuando todo parecía terminar muy mal, un Saru esclavo de este universo entra para salvar a Burnham, quien hace que detengan a Tyler.
Mientras tanto, en la Discovery ya han descubierto el cadáver del Dr. Culber, pero imaginan que quien lo ha matado es Stamets. Por supuesto, no lo hacen responsable de sus actos, ya que todo el organismo del Teniente se encuentra fuera de control, sobre todo su cerebro.
Al ver que la medicina no funciona, Tilly le pide a Saru (que es el Capitán interino) que lo deje tratarlo con las esporas, ya que el problema había comenzado allí. Todo parecía marchar bien, pero el cuerpo de Stamets no lo resiste y entra en paro cardíaco. Los médicos intentan revivirlo, pero es imposible.
Tilly se queda llorando desconsolada, cuando nota que Stamets está vivo. O algo así. El teniente se encuentra ahora dentro de la red de micelio, donde, a su vez, encontrará otra versión de sí mismo: sí, la del Imperio Terrano.
En la Shenzhou, Michael debe condenar a muerte a Tyler, lanzándolo al espacio. Sin embargo, aprovecha la oportunidad para esconderle el disco donde está la información de la USS Defiant y la Discovery recupera a Tyler antes de que muera. Saru, implacable, lo condena al calabozo hasta que puedan volver a su universo, donde será juzgado.
Michael conversaba con Lorca cuando ocurre lo inesperado: la base rebelde es bombardeada desde otra nave. Burnham sabe que los rebeldes no pudieron escapar en ese lapso de tiempo. Finalmente, se hace presente el terrible líder del Imperio Terrano, quien es el que ha bombardeado la base y que viene a retar a Michael por no cumplir sus órdenes de forma explícita. El Emperador es Philippa Georgiou. Michael se queda congelada ante su imagen y Lorca, que está un poco perdido por tanta tortura (o eso nos gustaría creer), lanza una sonrisa sospechosa. ¿Lorca tampoco es quien creemos que es? ¿Acaso Michael no puede tener ningún aliado que no la traicione?