Mientras el episodio comienza con luchas clandestinas de monstruos vemos como de una forma muy divertida, Sam y Dean están teniendo un mal día. Comida quemada, resfriado, tarjetas rechazadas y hasta una multa es algo que los Winchester comienzan a sufrir.
Dean están convencidos que están malditos, y Sam solo considera que es un mal día. Lo que sí con esta pésima suerte los hermanos reciben un llamado de Garth que necesita ayuda. Veremos al ex cazador con su familia, su mujer e hijos. Aquí tenemos otro gran momento que nos hizo reír cuando descubrimos que sus gemelos se llaman Sam y Castiel. ¡Amamos las caras de Dean!
Tenemos más momentos divertidos como Sam tomando un remedio casero para el resfrío y a Dean siendo atendido por Garth ya que de un momento a otro tiene su boca llena de caries. El hombre lobo es quien les hace entender lo que les pasa, tienen un problema: son normales.
Es que claro, si analizamos a los grandes héroes ellos nunca deben preocuparse por las cosas normales del día a día, algo que Sam y Dean tienen que enfrentar desde que desafiaron a Chuck. Al mismo tiempo que intentan entender eso, descubren que el primo de Bess, Brad, fue atacado por un espectro y no entienden como. Es gracias a la esposa de Garth que logran descubrir la existencia de ese antro donde se realizan peleas de monstruos por dinero.
Garth les dice que deben ir preparados porque ellos son normales y nunca resolvieron un caso así. Como era de esperar las cosas salen mal, debemos reconocer que Dean en este proceso de normalidad nos hizo reír mucho sobre todo cuando su estómago dejó de resistir la cantidad de comida que ingieren.
Son capturados y es así como la última vez que vemos a Garth es convertido en un héroe ya que es él quien logra salvar a los Winchester y acabar con este lugar que obliga a los monstruos a pelear.
Antes de la despedida, Garth les cuenta de un lugar en Alaska donde pueden recuperar su suerte para dejar de ser normales. Así que luego de los abrazos, los Winchester emprenden su camino a Alaska.