Con Casey en brazos del padre Marcus comienza la operación rescate de la bella joven. Para ello el lugar indicado es el convento de las hermanas, el único lugar para tratar de lidiar con semejante suceso.
La familia aún padece la incertidumbre de su paradero y el constante acecho de la prensa y fanáticos de ambos bandos lo que produce de a poco un quiebre en la cabeza de Angela.
El cuerpo de Casey se está deteriorando y con el pasar de las horas se complica su exorcismo. Keane es el único que aún posee esperanzas en lograrlo, caso contrario la madre superiora propone su muerte (inducirla con belladona) ya que considera que no logrará subsistir al ritual y cree que si fallan pueden liberar una antigua violencia en el mundo.
¿Renunciar? Lo siento, Dios, es el único, lo bastante fuerte. ¿Puedes enviarnos algo un poco mas fácil? Estamos en la puerta… y hacemos retroceder a la oscuridad.
— Padre Marcus Keane
Si el demonio no puede ser extraído, no podemos acabar con el exorcismo. Y entonces… morirá.
— Padre Marcus Keane
Mientras tanto el padre ‘John James Rambo’… perdón me deje llevar por esta escena… en realidad el padre Bennet encuentra un depósito de la congregación de los hermanos un tanto particular, un lugar remoto y oscuro, donde al recorrerlo sigilosamente, descubre detrás de una puerta una decena de cadáveres humanos (amontonados), y justo allí es atacado por uno de los guardianes (endemoniados) y comienza una pelea con varios de ellos, soportando golpes, palazos y hasta un cuchillazo.
¿Quién iba a pensar que un cura se defendiese de esa manera, como salido de una película de súper acción al mejor estilo Jason Statham? Más Rambo que nunca.
El padre Tomas no sólo está confundido con su rol con la iglesia y su amor por Jessica, sino por haber sido atacado por Casey: se encuentra un tanto violento y desorientado, pero debe terminar con el calvario de la joven y decide decirle a Angela la verdad sobre dónde se encuentra su hija, quien la esta esperando, pero no ella sino su demonio.