Con los personajes ya presentados en el primer capítulo, este episodio comienza con Diane instalándose en la firma, donde claramente es ella la minoría que representa diversidad, lo que genera cierta desconfianza en algunos de sus compañeros,
que llevan bastante tiempo en el lugar y no están muy contentos con los cambios.
Las conversaciones sobre racismo, diversidad y minorías se desarrollan durante todo el capítulo, de modo bastante honesto y frontal, dejando de lado los lugares políticamente correctos, pero con bastante ironía y humor.
A pesar de sus problemas personales Maia logra adaptarse bien al lugar, y va junto con otros abogados jóvenes a hacer trabajo pro bono a un sindicato de trabajadores de un shopping, donde logra convertir un pequeño caso planteado por un empleado, en una gran demanda a una cadena de artículos deportivos.
Para llevar el caso adelante va a contar con la ayuda de Lucca, quien conoce mas el terreno y a la abogada defensora con la que deben lidiar, que es una verdadera bruja.
El caso se trata de empresas que utilizan el método Friedman para interrogar a sus empleados en casos de robo, y trataran de demostrar que el procedimiento es abusivo, y lleva a falsas confesiones.
Las dificultades económicas apremian a Diane que aún no puede aportar el capital inicial a la firma, y no sabe como resolver el problema.
Mientras investiga sobre el método Friedman, para aportar pruebas al caso, Maia aprende algunos tips para descubrir cuando alguien esta mintiendo, lo que la lleva a sospechar de su madre.
La sospecha se confirma cuando decide visitarla sin avisar y la encuentra con su tío,
que según su padre fue quien armó la estafa y lo incriminó.
Maia esta ahora del lado de su padre y tratará de ayudarlo a probar que es inocente.