The Strain ha vuelto a nuestras pantallas para intentar salvar a la humanidad de los vampiros en esta cuarta y última temporada.
Luego de que el siempre inútil e insoportable Zach detonara la bomba nuclear situada en la Estatua de la Libertad en el último episodio de la tercera temporada, Nueva York prácticamente se halla destruida bajo lo que han llamado “el invierno nuclear”. Este invierno nuclear protege a los strigoi de los rayos UV, permitiéndoles caminar a todas horas por la faz de la tierra. Los seres humanos viven ordenados gracias a la organización “The Partnership“, que intenta ayudar a mejorar la convivencia entre humanos y vampiros. Claro que esta organización es sólo una tapadera para lograr que los seres humanos sean más mansos ante el poder de los strigoi y donen su sangre para alimentarlos, a cambio de bienes básicos.
Por supuesto, no todos están felices viviendo bajo esta organización y sospechan de sus benevolentes fines. Esta rebelión da a lugar a una suerte de mercado negro del trueque, donde la gente intercambia cosas para conseguir lo necesario, sin tener que recurrir a The Partnership.
Eph, obviamente, es uno de los que no confían en esta organización, e intercambia sus servicios como médico a una suerte de rey del trueque, un tal Neil. Mientras Eph hace sus negocios con Neil, los strigoi llegan y los apresan a todos, metiéndolos en un autobús que nadie sabe a dónde los lleva. Sin embargo, otros rebeldes volarán el autobús, siendo únicamente Eph quien se salve, que termina intercambiando nuevamente sus servicios como médico con estos nuevos rebeldes a cambio de comida y otras cosas.
Por otro lado, Zach continúa bajo la tutela del Amo y de Eichorst. El Amo continúa administrándole “lo blanco”, mientras lo prepara para que se convierta en su nuevo recipiente. Eichorst, sin embargo, desconfía del niño, ya que no lo nota comprometido con su causa.
En Zach todavía podemos apreciar algunos resquicios de humanidad, ya que siente culpa cuando lo obligan a asesinar a un tigre y se entusiasma al entrar en contacto con nuevos humanos. Este tipo de dudas se las expresa a su madre, quien aparentemente había fallecido a manos de Eph en la tercera temporada (¿acaso no fue por eso que el pequeño mocoso detonó la bomba?). Zach no lo sabe, pero en realidad es El Amo quien ha adoptado la forma de la difunta Kelly para ganarse la confianza del niño.
Fuera de los restos de Nueva York encontramos a Vasily Fet. Fet, junto a Quinlan y una nueva compañera llamada Charlotte, se halla en la búsqueda de una ojiva nuclear.
En un sueño, tal vez casi una pesadilla, vemos como el Profesor Setrakian le dice a Fet que una ojiva nuclear es la esperanza del mundo, ya que sólo “the face of God” podrá contra el amo y su ejército de strigoi. De qué se trata este nuevo as que quiere jugar Setrakian, todavía no lo sabemos.
En una de sus búsquedas, Charlotte y Fet son tomados prisioneros por un grupo de mujeres que esclavizan a los hombres para su beneficio. Encadenado, Fet conoce a otro personaje capturado, un tal Roman, quien dice haber pertenecido al ejército de los Estados Unidos y haber estado a cargo de un silo de misiles. Roman le confía a Fet que estos misiles no fueron disparados y que se encuentran cerca. Ante esta noticia, Fet se las ingenia para liberarse, justo en el momento en el que Quinlan llega a su rescate para recibir la buena noticia.
Por supuesto, la tarea de poner sus manos sobre la ojiva nuclear no será nada fácil, ya que el mismísimo Eichorst también está en su búsqueda.
El primer capítulo de la cuarta temporada no nos ha devuelto a todos nuestros queridos personajes. ¿Dónde está Dutch? ¿Y Gus? Y, más importante aún, ¿dónde está Setrakian? ¿Sigue vivo? Además, ¿acaso Eph no sabe que sus antiguos compañeros todavía están intentando salvar al mundo? ¿Ya se ha rendido el Doctor?
Veremos cómo se lleva a cabo la batalla final entre la humanidad y los strigoi en esta última temporada.