Paradojas de la vida: el COVID-19 terminó de matar a los sobrevivientes del apocalipsis zombie de The Walking Dead antes que el virus zombie. ¿Por qué? Para serles sinceros, no me acordaba de NADA de lo que había sucedido en los últimos episodios de la serie. Sí que Alpha había sido asesinada, claro, fue un momento épico en la serie, pero cómo fue que llegaron al hospital en el que están asediados Carol, Gabriel, Daryl y un largo etcétera, vaya uno a saber.
El corte del relato de la serie por la pandemia actual duele, porque esta temporada no estaba siendo para nada mala. Veamos qué sucedió en este 10×16 titulado A Certain Doom.
Los sobrevivientes se ingenian para poder alejar a la horda manejada por Beta de una manera simple: llevarla hacia un risco con música, al mejor estilo Flautista de Hamelin. Obviamente, y como era de esperarse, el plan fracasa y deben volver a rescatar a los que quedaron detrás encerrados en el hospital.
Hay que destacar que este episodio se va volando, sobre todo porque la única muerte fuerte de los “buenos” es la de un personaje que pasó sin pena ni gloria por la serie: Beatrice de Oceanside.
A Certain Doom diagrama el futuro de la franquicia: la vuelta de Maggie (junto a ese personaje ninja que tanto revuelo causó y que es una incógnita fuerte a futuro), la redención total del Negan al matar a Beta (una muerte para nada épica como muchos habían anticipado… es más, bastante sinsabor), Lydia siendo la nueva hija de Carol (¿otra vez?), la unión cada vez más fuerte de Carol y Daryl (su spin-off está a la vuelta de la esquina, por lo visto) y el enfrentamiento a futuro contra el Commonwelth, como vimos en la última escena del capítulo cuando Eugene, Yumiko, Ezekiel y Princess son rodeados por los soldados.
¿The Walking Dead se está agotando por falta de ideas? No, porque hay mucho por contar, pero ciertamente fue una mala decisión no haber estrenado este episodio antes: la magia del repunte de la serie se perdió. Se sintió como minutos y minutos de algo que no tenía ni comienzo ni final.