Parte 8

Si en 1990 David Lynch había revolucionado la manera de hacer series incorporando las características del séptimo arte a la televisión, el episodio 8 del retorno de Twin Peaks marca definitivamente un nuevo paso trascendental en la historia de la ficción en pantalla chica. El director nos acaba de regalar un pequeño filme terrorífico de los años 50 para contarnos nada menos que el origen de Bob y la Logia Negra. Pero no solo eso, sino que además nos cautiva con una espectacular secuencia onírica donde aparece nuevamente el rostro angelical de Laura Palmer. Las incógnitas vuelven a brotar en nuestras cabezas. El universo lyncheano en su máxima expresividad surrealista conduce al espectador a contemplar el enfrentamiento ancestral entre el bien y el mal. Nada mejor que dejarse llevar y disfrutar de esta locura visual que seguramente será una influencia para la posteridad.

En el capítulo anterior, vimos como Bob/Cooper (Kyle MacLachlan) se escapaba de la prisión federal de Dakota del Sur junto a Ray Monroe (George Griffith), luego de haber extorsionado al alcalde. Ahora, el doppelganger de Cooper ordena a Ray conducir hacía un lugar no especificado. El subalterno de Bob ignora que éste ha asesinado a su hermana Darya, sin embargo, sospecha que algo está tramando en su contra. Ray tiene una información que Evil Cooper necesita, una serie de números aprendidos de memoria cuyo propósito desconocemos. Cuando salen de la carretera, Ray baja un momento del auto y Bob toma el arma que le pidió al alcalde que depositara en la guantera. Pero al momento de disparar, el espíritu maligno se da cuenta que ha subestimado a Monroe, ya que este se encargó de sacarle las balas. Acto seguido, Ray le dispara a Bob dos tiros en el pecho. A continuación, comienzan a aparecer unos espectros oscuros iguales al supuesto vagabundo que vimos en los pasillos de la morgue donde descansaba el cuerpo del Mayor Briggs. Estos seres misteriosos forman una especie de ritual alrededor del moribundo Bob, revolviendo la tierra y esparciendo la sangre por su cara. Horrorizado, Ray huye con el coche y mientras maneja hace un llamado a Phillip Jeffries para advertirle lo sucedido.

“Damas y caballeros: Roadhouse se enorgullece en darle la bienvenida a los Nine Inch Nails”, anuncia un anciano vestido de traje.

Como bien nos tiene acostumbrados David Lynch, desde que comenzó la tercera temporada hemos podido apreciar a varias bandas independientes hacer una performance en el popular bar del pueblo de Twin Peaks. En esta ocasión, la banda de Trent Reznor se suma a lista con su interpretación completa del tema She’s Gone Away. Sin dudas, el momento musical más sorprendente y perturbador del ciclo.

16 de julio de 1945 a las 5:29 AM en White Sands, Nuevo México. Esa es la fecha y el lugar donde podemos decir que se inició todo. En el transcurso de la Segunda Guerra Mundial y antes del bombardeo nuclear sobre Hiroshima y Nagasaki (Japón), Estados Unidos decidió hacer un experimento inicial denominado como Prueba Trinity, en el desierto. Aquella explosión dio origen a una cantidad de espíritus siniestros, incluyendo a Bob, por supuesto, cuya imagen (la cara del fallecido Frank Silva) podemos distinguir en una esfera.

En otra de las terroríficas secuencias, observamos a los seres malignos con aspecto de vagabundos deambulando en el exterior de una Tienda de Conveniencia. Según el libro de La Historia Secreta de Twin Peaks de Mark Frost, en 1902 en Twin Peaks ocurrió un incendio donde murieron ocho leñadores, la misma cantidad de espectros ensuciados con carbón que caminan afuera de la tienda. Otro dato importante es el que nos remite a la película Fuego Camina Conmigo, donde Phillip Jeffries (interpretado por David Bowie, quienes algunos fans especulan con que podría aparecer en esta temporada), manifiesta haber sido testigo de una de las reuniones desde arriba de una Convenience Store.

Si desde el mismo instante en que la bomba fue denotada se abrió una puerta dimensional para que esos seres malignos llegaran a la Tierra, queda claro que el bien no se iba a quedar de brazos cruzados.

En las inmediaciones del mar, observamos una piedra gigante que se erige. En lo alto de aquella roca nos encontramos con una estructura metálica muy similar al que el agente Cooper visitó antes de que el enchufe lo trasladase al plano terrenal. Allí dentro se encuentra una extraña mujer (“Señorita Dido”, según los créditos), sentada en un sillón y escuchando música en una radio antigua. Al poco tiempo hace su aparición el Gigante (Carel Struycken), quien se dirige a una especie de salón de teatro. Sobre la parte donde estaría el escenario, contemplamos un proyector que le muestra al Gigante como el mal ha despertado a través de la explosión. Posteriormente, este ser divino se eleva en el aire y desata luces que emergen de su rostro. El Gigante ha creado una bola dorada con la cara de Laura Palmer (Sheryl Lee), que la misteriosa mujer introduce en un tubo para ser enviada directo a Twin Peaks.

Podemos entonces afirmar que Laura Palmer fue ideada por los habitantes de la Logia Blanca para, en un futuro, contrarrestar todo el daño que causaría Bob en el mundo. Sin embargo, sabemos que finalmente eso no sucedió. ¿Será que Laura es la única con la capacidad de hacer regresar a Bob a la otra dimensión?

La trama nos transporta nuevamente al desierto de Nuevo México, pero un tiempo después, precisamente el 5 de agosto de 1956. Sobre la arena vemos como un huevo se rompe y de allí nace una peculiar criatura, un hibrido entre un insecto volador y un anfibio. Muy cerca de ese sitio, una joven pareja de preadolescentes camina en la noche. La niña encuentra un centavo con la cara hacía arriba, señal de buena suerte. En la carretera, un leñador reaparece, esta vez asustando a un matrimonio que huye despavorido luego de que el ser los increpara pidiéndoles fuego.

El espíritu maligno continúa deambulando por el pueblo hasta que llega a una estación de radio. Al ingresar, vuelve a solicitar fuego a una recepcionista y, acto seguido, la asesina apretándole el cráneo. Lo mismo ocurre con el locutor, y mientras oprime su cabeza, el leñador toma el control del micrófono del estudio para transmitir un mensaje:

“Esta es el agua y este es el pozo. Bebe todo y desciende. El caballo es lo ojo del blanco y la oscuridad interna.”

Los habitantes del pueblo que escuchan como se repite esa frase constantemente, caen desmayados al oírla. Y otra vez vemos a la niña, ahora en el cuarto de su casa, escuchando la misma emisora y desvaneciéndose sobre la cama. En ese instante, el animal demoníaco que salió del huevo entra por la boca de la muchacha, que yace en un profundo sueño.