Parte 11

Pueblo chico, infierno grande: Luego de un décimo capítulo que había dejado mucho que desear, Twin Peaks vuelve a cobrar protagonismo con el estilo característico que supo cautivar a los fanáticos de los noventa. En esta ocasión, el suspenso y el melodrama se fusionan para mostrar como la oscuridad va atrapando a los habitantes del universo lyncheano. Todo parece indicar que las nuevas generaciones no tienen escapatoria dentro de este mundo condenado: niños que hallan cuerpos en estado de agonía, que empuñan armas de fuego sin el menor remordimiento o que se convierten en víctimas de extrañas y terroríficas enfermedades. La inocencia se ve interrumpida por una sucesión de violencia naturalizada e incontrolable. Y en el centro de todo está el fuego, la Logia Blanca y la Logia Negra, el bien y el mal en todas las dimensiones. El origen indio de las tierras de Twin Peaks será la clave para develar el curso de la historia. Porque como bien anuncia la Dama del Leño: hay fuego hacia donde nos dirigimos. 

En el episodio anterior, Richard Horne (Eamon Farren) se entera que la maestra Miriam Sullivan (Sarah Jean Long), había enviado una carta al sheriff denunciándolo por atropellar a un niño. Consecuentemente, el joven ingresa por la fuerza en la caravana de Miriam y la golpea hasta dejarla inconciente y con el gas encendido. Lo que suponíamos una muerte segura, terminó tomándonos por sorpresa cuando al inicio de este nuevo capítulo observamos a Miriam aún con vida y arrastrándose por el predio de las caravanas en busca de auxilio. Allí la encuentran unos niños que jugaban al beisbol y, rápidamente, alertan a su madre.

La hija de Shelly (Mädchen Amick) entra en cólera cuando se entera de que su esposo drogadicto y golpeador está engañándola con otra mujer. En ese instante, Becky (Amanda Seyfried) llama desesperada a su madre que se encuentra atendiendo el Duoble R, para que le preste su auto. La situación se agrava cuando, una vez al volante, la joven termina lanzando a Shelly por el parabrisas, marchándose armada y a toda velocidad. Una vez que llega al edificio donde se encuentra Steve (Caleb Landry Jones) con su amante, Becky enfurece al notar que se le han escapado por unos minutos y dispara unos cuantos tiros sobre la puerta.

En la última escena, podemos ver al joven huyendo en las escaleras junto a la muchacha (interpretada por Alicia Witt, la hermana menor de Donna en las primeras dos temporadas).

El equipo del FBI junto con Diane (Laura Dern), el detective Macklay (Brent Briscoe) y William Hastings (Matthew Lillard) se dirigen al lugar de Dakota del Sur donde Will y Ruth fueron testigos de la aparición del Mayor Briggs. Antes de adentrarse en ese jardín de casas abandonadas, el agente Albert (Miguel Ferrer) le señala a Gordon (David Lynch) la figura del espíritu maligno del leñador que se encuentra merodeando por el sitio. Mientras Tammy (Chrysta Bell) vigila la entrada, los agentes ingresan y Gordon logra conectar con un portal hacía el Black Lodge, mientras observa como se forma en el cielo un oscuro remolino. El agente comienza a mover los brazos esperando una respuesta y en aquel instante tiene una fugaz visión de tres leñadores paradores a lo alto de unas escaleras. Albert toma a Gordon por el brazo antes de que éste sea arrasado por el remolino y continúan su exploración, que da como resultado el hallazgo del cuerpo de Ruth Davenport.

El espíritu del leñador que Albert había descubierto con anterioridad irrumpe en el auto donde se encuentra Macklay con Will sin que Diane, que estaba presenciando la situación, hiciera algo para impedirlo. Unos segundos después, la cabeza de Will estalla.

Becky conversa con Shelly y su padre, Bobby (Dana Ashbrook), en el Duoble R luego del incidente con su esposo. La joven, confundida, dice querer dejarlo pero que aún lo ama y que solo está pasando por un mal momento. Su madre insiste con querer apartarla del hogar que comparte con Steve, mientras que Bobby le advierte que si llega a lastimarla lo arrestará. La discusión continúa hasta que Shelly sale dichosa de la cafetería para saludar a su nuevo novio, el peligroso narcotraficante Red. La pareja se besa ante la mirada incómoda de Bobby, quien parece seguir enamorado de su ex.

Inesperadamente, el melodrama familiar se transforma en una escena de suspenso al escucharse tiros en las afueras del dinner. Bobby parte para inspeccionar lo ocurrido y se entera que se trata de un menor que ha disparado accidentalmente el arma que se encontraba en el asiento trasero del auto de sus padres. El embotellamiento provoca la irritabilidad de uno de los conductores que no cesa de tocar bocina y Bobby se dirige para pedirle que se detenga. La mujer al volante baja la ventanilla y, totalmente desquiciada, comienza a quejarse de estar llegando tarde cuando, a su lado, una niña enferma se despierta al mejor estilo zombie y vomita una sustancia verde encima de ella. 

El sheriff Truman (Robert Forster) y Hawk (Michael Horse) se encuentran reunidos en busca de las coordenadas escritas por el Mayor Briggs. Según muestra el mapa de la computadora, no existe un camino para poder llegar al sitio, sin embargo, Hawk despliega un antiguo mapa que parece tener la respuesta. El subcomisario le explica a Frank que la información otorgada por Briggs los traslada a una zona sagrada llamada Blue Pine Mountain, donde vemos la ilustración de una especie de fuego relacionado con la electricidad (¿la Logia Blanca?). Además, la fecha en que deben llegar al lugar se manifiesta en el mapa con un símbolo de enfermedad y muerte, una planta de maíz. La combinación de la planta con el fuego da como resultado el fuego negro.

El sheriff consulta por un dibujo presente en el mapa y que ya había visto en el mensaje del Mayor, pero Hawk se niega a hablar de ello. Se trata del símbolo de La Cueva del Búho.

Por último, la Dama del Leño telefonea a Hawk para saber si ha encontrado lo que buscaba. Margaret le expresa que su tronco tiene miedo y que hay fuego en el lugar al que él se dirige.

Luego de la trágica visita a la zona del portal, los agentes y Diane se reúnen en la oficina del detective Macklay. Albert y Gordon parecen hablar en código debido a la presencia de la ex secretaria de Cooper y las sospechas que recaen sobre ella. El agente Rosenfield le enseña a Gordon la fotografía que tomo del brazo de Ruth, donde se hallan inscriptos una serie de números. Aquella serie parece llamar poderosamente la atención de Diane. Albert explica que los números son unas coordenadas que representan un pequeño pueblo al norte. ¿El mismo sitio a donde se dirigen Hawk?

En Las Vegas, el jefe de Dougie/Cooper (Kyle MacLachlan) le informa que los hermanos Mitchum lo han citado para encontrarse con él de forma privada. De alguna manera, los dibujos de Dougie han sido la clave para descubrir que el incendio del hotel de los Mitchum no fue provocado y que, por lo tanto, merecen el dinero de la aseguradora. En consecuencia, Mullins (Don Murray) le entrega a Dougie un cheque por 30 millones para que se los dé personalmente.

Antes de marcharse con la limusina que enviaron los hermanos para trasladar a Dougie, éste tiene una visión de Mike, el manco, desde una tienda y termina saliendo de allí con una misteriosa caja entre sus manos.

Mientras los hermanos mafiosos esperan la llegada de Dougie para ponerle fin a su vida, Bradley Mitchum (Robert Knepper) le comenta a Rodney (Jim Belushi) sobre el extraño sueño que tuvo. Las predicciones empiezan a hacerse realidad y cuando Dougie llega, Bradley alerta a su hermano que, si la caja contiene aquello que aparece en su sueño, entonces no pueden matarlo. Finalmente, Dougie se salva, puesto que ambos coinciden y se trata de una tarta de cerezas.

Los hermanos Mitchum llevan a Dougie a un restaurant en señal de agradecimiento y allí nuestro protagonista degusta su plato favorito, al mismo tiempo que se emociona cuando escucha unas estrofas en el piano, interpretadas por Angelo Badalamenti. El plan de asesinar a Dougie falla nuevamente y a Anthony Sinclair no le quedará más remedio que hacerse cargo personalmente.