Llegó el final de temporada de Vikings y hay dos focos muy grandes que tenemos que direccionar para dónde corresponde. Los protagonistas del episodio fueron claramente Ivar y Bjorn, los dos hijos de Ragnar que estaban luchando por la corona que dejó su padre al morir. También estaban luchando por sus madres, por lo que ellas habían hecho y por la aprobación de los dioses. La pelea salió como debía, el resultado fue el que queríamos y las maneras fueron perfectas. Todo lo que pasó en este episodio tuvo lógica y un poco molesta que no se haya podido trabajar así durante toda la temporada. Ahora, en retrospectiva podemos decir que este fue quizás el peor año de Vikings, pero a medida que fue llegando al final, todos los caminos encontraron la dirección que les faltaban y llegaron a buen destino.
Una de las cosas que más me molestó del primer enfrentamiento entre Ivar y Bjorn, es que se haya Ivar haya ganado de suerte. Él demostró ser extremadamente brillante en el campo de batalla y si no fuese por Francia, nunca le hubiese ganado a su hermano mayor la primera vez que lucharon. Por suerte, los guionistas recordaron que el inteligente de la familia es Ivar y si bien, Bjorn es una bestia en el campo de batalla, eso no es suficiente para ganar. Por eso, el resultado de la pelea fue el correcto. Ivar destrozó al ejército de su hermano y lo único que tuvo que hacer fue ser más inteligente. Esto DEBÍA pasar y aunque siempre seré #TeamBjorn, no era real que fuese más inteligente que su hermano. Ivar perdió al final por su manera de ser y aunque haya “ensuciado” la victoria del heredero de Ragnar, era el único final correcto para esta historia.
Ivar como gobernador dejó mucho que desear, se puso a la gente en contra y la asesinó. Los que quedaron, lo hicieron perdidos en miedo y por eso estaban detrás de él. Cuando Bjorn les dio una posibilidad diferente, muchos dudaron y Ivar se enojó. Como esposo, hizo las cosas muy mal y sabemos que Freddys no fue completamente honesta con él, pero después de todo lo que Ivar vivió, ¿realmente importaba de quién era es hijo? Todos sabemos que al final del día, lo único que importa es quién lo cría o quién le enseña a ser la persona que será. Pero eso no importó, Ivar mató a su hijo y volvió a casa como si nada. Esta fue la gota que rebalsó el vaso y Fredys se vengó. La única manera que tenía de perder, era confiando demasiado a la única mujer que lo amó y eso hizo. Ahora Ivar está fuera de Kattegat y su destino es incierto.