Oficialmente ya hemos atravesado la mitad de temporada de Watchmen y el quinto episodio nos ha dejado boquiabiertos. La figura central de Little Fear of Lightning es Wade, más conocido como Looking Glass. El capítulo comienza ubicándonos en Hoboken, en 1985, Nueva Jersey. Allí, un joven Wade intenta, junto a otro grupo de religiosos, convencer a los pecadores de una feria de atracciones que se sumen al camino del Señor antes de que el mundo vuele en pedazos a causa de una guerra nuclear entre Estados Unidos y la URSS. El virginal Wade es en seguida blanco de una broma pesada de una joven, quien lo deja desnudo dentro de un laberinto de espejos. Sin embargo, víctima de un karma instantáneo, la joven termina pereciendo cuando ocurre algo que todos estuvimos esperando ver en pantalla desde siempre: la aparición del calamar gigante en Nueva York.
Tras ver el pasado traumático de Wade, descubrimos que en la actualidad, su fachada para que la gente no sospeche que forma parte de las fuerzas policiales es asistir a empresas en estudios de mercado, utilizando las mismas destrezas que demuestra dentro de la cápsula para saber cuándo alguien miente y cuándo no.
Entre las fuerzas policiales, por cierto, Laurie Blake ha tomado el mando, como ya sabíamos, y les pide a sus agentes que, en vez de concentrarse en zamarrear sospechosos, que comiencen a buscar el templo en el que fue el filmado el vídeo que envió la 7ma Kaballería. Mientras tanto, Angela presiona a Wade para tener novedades acerca de las pastillas que recuperó de su vehículo (que pertenecían a Will), pero Laurie, siempre atenta, ha tomado la precaución de poner un micrófono en el escritorio de Wade y ahora está tras la misma pista.
Tras una conversación bastante tensa entre Blake y Wade, descubrimos que el material con el que está construida la máscara de Looking Glass se llama “reflectatina”, y que sirve para evitar explosiones psíquicas, como la que se dio en 1985 cuando apareció el calamar gigante. Veremos también que, una vez en su casa, Wade arrastra más de un trauma de ese evento, ya que todas sus gorras están protegidas con el mismo material y su casa parece tener, además del búnker que ya habíamos visto en episodios anteriores, un sistema de alarmas de un sistema de seguridad extra- dimensional.
Finalmente, Wade recibe un mensaje de su ex mujer, avisándole que tiene novedades acerca de las pastillas. La ex mujer trabaja en la clonación de mascotas y ha analizado las píldoras, solo para descubrir que se trata de “Nostalgia“, una droga prohibida que permite colocar recuerdos en pastillas, pero con el riesgo de provocar una psicosis.
Al salir de allí, Wade se dirige a un grupo de autoayuda para lidiar con su ansiedad interdimensional. Allí es el líder y termina conociendo a una misteriosa mujer, con quien, tras finalizar la reunión, va a un bar en plan romántico. Sin embargo, cuando la mujer se retira, la pasa a buscar una camioneta similar a la que vimos en el primer episodio, en la primera escena, en el crimen del policía. Wade los persigue y termina llegando a un centro comercial abandonado, donde ve que su compañera y quien la fue a buscar se colocan máscaras de Rorschach.
Tras pedir refuerzos, Wade entra al centro comercial donde no solo descubre el templo donde se filmó el vídeo de la 7ma Kaballería, sino a miembros de esa utilizando una suerte de portal interdimensional.
Enfrentado a su peor miedo, Wade es apresado por los miembros de la 7ma Kaballería, que parecería ser que estaban esperándolo. Allí, descubrimos que su líder es nada más y nada menos que el Senador Keene, quien le asegura a Wade que está allí para evitar que volviera a suceder algo como la Noche Blanca, mientras que Crawford se ocupaba de que sucediera lo mismo desde el lado de las fuerzas policiales. También le propone a Wade mostrarle algo que cambiará su vida para siempre y que, probablemente, lo librará de su terror a las invasiones alienígenas de otras dimensiones. Lo deja solo, no sin antes expresarle que debe sacar a Angela del camino porque ella pudo haber matado a Crawford o, al menos, sabe quién lo hizo, y con la posibilidad de ver un misterioso vídeo, al que Wade finalmente le da play.
En el vídeo, quien aparece es nada más y nada menos que Adrian Veidt, aunque algo más joven de lo que estamos acostumbrados a verlo. Se dirige específicamente al Presidente Robert Redford, en el día de su asunción al poder, 21 de enero de 1993. Veidt pronto anuncia, sin embargo, que él está grabando ese vídeo en 1985. Allí, narra su plan de salvar a la humanidad de la extinción a causa de una catástrofe nuclear haciendo que se unan contra un único enemigo: el calamar gigante que él hará aparecer. Por supuesto, gente morirá, otra quedará traumatizada de por vida, pero todo será, según él, para construir un mundo utópico que de otra forma no podría nacer. Un mundo del que Robert Redford será líder.
Tras ver el siniestro plan de Veidt en el pasado, nos movemos hacia su prisión, donde su plan para escapar parece estar concluido. Junto a una cantidad considerable de sus sirvientes, Adrian está listo, traje espacial incluido, para ser lanzado con su catapulta. Así lo hacen y, por fin, confirmamos la teoría de que se encuentra en el espacio, probablemente en alguna luna cercana a Marte, que vemos muy cercano a donde aterriza Ozymandias. Unido a su prisión por una cuerda larguísima, aprovecha su tiempo en esa luna para reubicar todos los cadáveres de sus sirvientes que ya lo hemos visto arrojar para formar un mensaje de auxilio, que terminará recogiendo un satélite antes de que él se vea forzado a regresar a su prisión. Una vez de vuelta, es interceptado por el Guardián, quien lo detiene y le pide a Dios que se apiade de su alma. Divertido, Adrian dice que su Dios los ha abandonado, con lo que el Guardián no puede más que coincidir. ¿Acaso habla de Dr. Manhattan?
De vuelta en el precinto policial, Wade debe enfrentarse a la destrucción de todo aquello en lo que creía y tomar una decisión: o entregar al Senador Keene o intentar colaborar con él para ver hasta dónde pueden llegar para establecer un nuevo orden. La decisión está tomada. Wade logra que Angela le cuente, sobre el micrófono que ya sabe que tiene en su escritorio, a quien pertenecían las misteriosas pastillas y por qué ha ocultado todo. Rápida, Laurie Blake sale a detenerla, pero antes de poder hacerlo, Angela se toma todas las pastillas, presumiblemente adquiriendo todos los recuerdos de su abuelo Will.
Cuando creímos que esto ya era lo peor que podía suceder, el episodio finaliza con un Wade aparentemente más relajado volviendo a su hogar, solo para mostrarnos cómo miembros de la 7ma Kaballería entran detrás de él, armados hasta los dientes.