Hoy les vamos a hablar de precisamente lo que reza el título de la nota, una serie que empezó con todo, logrando buenas críticas especializadas y del público, y siendo premiada en varias categorías; pero que con el paso de las temporadas se fue desdibujando de tal forma que poca gente la sigue y muchos dejaron (dejamos) de verla: Masters of Sex.
Basada en hechos reales y principalmente en el libro Masters of Sex: La vida y obra de William Masters y Virginia Johnson, la pareja que enseñó a América cómo amar, Masters of Sex fue rápidamente promocionada como la sucesora natural de Mad Men.
No sólo por la ambientación, sino que sobre todo por sus ácidos diálogos e interesantes personajes, que exploraban en la década de los 50 y los 60 el sexo como una rama más de la medicina (siendo que en dicha época todo lo referente al sexo era un tema tabú y mal visto por una mojigata y santurrona sociedad) es que la serie tomó el primer empujón.
Así es como conocíamos la historia de William Masters y Virginia Johnson, el primero un respetado médico (acompañado por su fiel asistente) que siente la necesidad de explorar la sexualidad de la gente, ya sea ayudando con problemas de intimidad o acompañando y aconsejando a algunos pacientes a descubrir verdaderamente que los excita o incluso su sexualidad. Obviamente entre ellos hay algo más que una relación laboral y será uno de los motores que hacen avanzar la trama.
Hasta ahí todo interesante. El problema de esta serie empezó con la segunda temporada, cuando ya establecidos los personajes y hacia dónde apuntaba cada uno los guionistas no supieron contar algo realmente interesante y terminaron cayendo en lo que no debían: el sexo como problema y solución para cada arco argumental.
De golpe, y casi sin darnos cuenta, empezamos a ver que básicamente todos los personajes tenían relaciones entre sí, muchas de ellas innecesarias o sin un rumbo fijo. Peor aún es cuando la relación entre William Masters y Virginia Johnson se vuelve tan ridícula y con tantas idas y venidas que nos recordaba mas a una mala telenovela que a una serie producida por Showtime.
Y de esta forma es como los mismos guionistas que nos habían hecho seguir este programa, fueron los que terminaron cansándonos y condenando a la serie a que no solo pierda el rumbo, si no también muchos espectadores.
