En 1985, aterrizaba en la pantalla grande una de las cintas que marcaría todo un antes y un después dentro del género juvenil. Hablamos de The Breakfast Club (El Club de los Cinco), aquella comedia adolescente que retrataba los miedos, complejos y anhelos de 5 jóvenes estudiantes que parecían no tener nada en cómun. Sex Education rinde un gran homenaje al cine de John Hughes, a la música de los ‘80 y a las clásicas historias de instituto norteamericanas, al mismo tiempo que imprime una buena cuota de humor británico en perfecta armonía con el drama. Aunque a simple vista los protagonistas pueden parecer demasiado estereotipados, tal cual sucede en el film de Hughes, lo cierto es que la autora ha intentando darle una vuelta de tuerca a cada uno de ellos, ofreciéndonos un resultado que realmente no esperábamos.
¿Por qué los personajes de este coming of age resultan tan especiales más allá de los estereotipos?
Ante todo, debemos decir que el coming of age de Netflix presenta un reparto coral, una característica por demás destacable, ya que cada joven posee su momento en pantalla y todos resultan igual de importantes a la hora de mostrar nuevas aristas de la historia. Por supuesto, el personaje de Otis es quien tiene la gran tarea de guiar a cada uno de sus compañeros en su inmersión dentro de aquel extraño e incómodo mundo del sexo, y por ello comenzaremos hablando de él.
Otis se siente como un personaje que ya hemos visto en otros relatos. Un chico blanco, heteresoxual, tímido, virgen y que, básicamente, es una enciclopedia andante. Pero Otis está lejos de ser una versión británica de Michael Cera. Gracias a la narrativa de la creadora Laurie Nunn, lo que podría haber sido una historia centrada en los desafíos de un chico nerd perdiendo su virginidad, termina siendo la historia de un chico que descubre que puede ayudar a los demás al mismo tiempo que supera sus propios miedos. Otis debe librar sus luchas internas en relación al sexo, pero su personalidad empática, su comprensión y sus conocimientos, llevan a que el protagonista se de cuenta que es mucho más que “el chico de la esquina”.
Por otro lado, tenemos a Maeve, la “chica mala” del secundario que no es ni popular ni la típica bully, aunque tampoco es alguien que pase desapercibida. En algún sentido, parece guardar algunos rasgos en cómún con aquellos “freaks” de Freaks and Geeks, cuya rareza no recaía en un amor inusual por la cultura pop. Maeve es una joven que ha aprendido sus propios métodos de defensa ante una familia y un modo de vida disfuncional que le ha exigido hacerse responsable de sí misma a muy temprana edad. Ella se ha preparado para enfrentar el hostigamiento y las injusticias no solo a partir de una personalidad dura, sino desde un punto de vista intelectual. No resulta extraño entonces que esta “chica mala” sea una ávida lectora de lecturas feministas o que escuche Bikini Kill. Ella no es solo una persona fuerte, es mucho más compleja que eso. Maeve tiene empatía con otras mujeres víctimas del machismo, aunque se trate de alguien que siempre la ha estado fastidiando. También puede ser cursi y sentir amor por alguien que le dedica una canción adelante de todos sus compañeros. Son estas características las que hacen que ella tampoco pueda ser clasificable.
¿Qué podemos decir entonces de Eric? Un tipo de personaje que parece sacado de un programa de RuPaul, pero que en realidad pocas veces ha sido retratado en la ficción de esta manera. Si no son muchos los coming of age que nos muestran a personajes jóvenes abiertamente homosexuales, pensemos entonces en el escaso porcentaje de personajes abiertamente homosexuales afroamericanos. Una de las ficciones más actuales que se ha encargado de retratar, de una manera casi poética, esta doble opresión, ha sido Moonlight (2016), la ganador del Oscar que logró conquistar el corazón de la Academia de Hollywood. Aún así, tanto en el cine como en la televisión, la comunidad negra homosexual brilla por su ausencia. Por supuesto, Sex Education no teme introducirse en lugares inusuales y es por ello que se agradece la incorporación de un personaje valiente como el de Eric. Lo más admirable del retrato de este joven es que, a pesar de los miedos y las amenazas constantes, vive con entusiasmo y orgullo el hecho de saber quien es y quien quiere ser, algo que no todos los adolescentes pueden decir.
Otros personajes como el de Jackson, el deportista popular que sufre de trastorno de ansiedad, o Adam, el hijo del director que se dedica acosar a su compañero homosexual, pero que en realidad lo hace porque no ha aprendido otra manera de acercarse, también logran salirse de la norma.
Sin duda, Sex Education es un coming of age distinto a otros que hemos podido disfrutar en la plataforma y mucho de ello se lo debemos a la narrativa, tan conmovedora como honesta, y a estos personajes atrapantes que esperamos seguir explorando en futuras entregas.