Madres que enferman: la extraña patología de Adora Crellin

Sharp Objects ha deslumbrado tanto a la crítica como a los espectadores con un crudo relato onírico y un final impactante que probablemente sigamos rememorando durante muchos años más. El misterio de la serie tiene sus raíces en las relaciones paternales, las más importantes de nuestros primeros años de vida. En este caso, el personaje de Adora Crellin juega un rol fundamental, puesto que se trata de una madre dominante que no solo posee gran influencia en la vida de sus hijas sino en la comunidad del pueblo de Wind Gap. Su posición privilegiada le brinda la facilidad de camuflar su enfermedad mental, una que se ha llevado la vida de una niña y que amenaza con repetir la misma historia.

Adora padece lo que se llama el síndrome de Munchausen por poderes, un trastorno bastante peculiar que lleva a los padres y cuidadores a simular y provocar enfermedades en sus hijos. Se trata de un abuso infantil difícil de diagnosticar que produce secuelas físicas y psicológicas que pueden conducir a la muerte del menor.

El síndrome de Munchausen fue descubierto en 1955 por el endocrinólogo Richard Asher, quien lo denominó de esta manera en alusión al Barón Von Munchausen, un alemán que se volvió un reconocido personaje de la literatura infantil por narrar increíbles historias sobre aventuras que nunca vivió. Los pacientes con Munchausen fabulan síntomas y enfermedades con el fin de recibir tratamientos y atención médica permanentemente. Incluso siendo capaces de autolesionarse. En el caso de Munchausen por poderes, son los padres o la persona más cercana al paciente quien intenta demostrar a toda costa que éste padece una enfermedad. 

Los perpetradores de enfermedades generalmente han sido abusados de niños, algo que en la serie queda claro cuando Adora narra a Camille su relación con su madre y como ésta la abandonó de pequeña en medio del bosque para darle una lección. También pueden contar con la ayuda de un cómplice, como Richard, el marido de Adora, quien es consciente de lo que trama su esposa. En la mayoría de los casos se trata de padres con niños pequeños, aunque también ocurre de forma inversa, con los hijos adultos que cuidan de sus padres mayores. A su vez, los niños que frecuentemente resultan víctimas de sus padres tienen menos de 5 años, comenzando el abuso desde la lactancia.

En la ficción vemos como Adora suministra a su hijas un extraño medicamento elaborado por ella misma, que más tarde descubrimos que contenía veneno para ratas. El hecho de proporcionar a los hijos medicamentos y sustancias tóxicas con el fin de provocarles vómitos es uno de los síntomas más comunes en las madres con síndrome de Munchausen. Algunas otras acciones tienen que ver con la privación de la comida o la alteración de análisis clínicos.

Los hijos víctimas de esta patología suelen tener un extenso historial de enfermedades clínicas que no encuentran ninguna causal. A lo largo de su corta vida pueden haber recibido decenas de tratamientos, análisis, internaciones y cirugías, como bien sucedió con Marian, la hermana fallecida de Camille. Las madres suelen llevar a los hijos a diferentes hospitales para no levantar sospechas y se muestran muy avezadas en cuanto al cuidado médico. También manifiestan un deseo de control absoluto sobre las investigaciones llevadas a cabo por el equipo de salud, a quienes intentan ganarse mediante su simpatía.

Una vez descubierta la patología detrás del vínculo familiar, es fundamental la separación del niño del perpetrador. Aún así, las secuelas de años de abuso pueden resultar severas, ocasionando en la víctima trastornos de ansiedad, de la personalidad e intentos de suicidio. Basta con recordar a Amma, a quien los celos enfermizos por la atención de su madre-luego traspasados a Camille-la llevó a cometer los 3 escalofriantes asesinatos que tienen lugar en la miniserie.