La película de DreamWorks se convirtió en una de las sagas animadas más exitosas de la historia.
En el año 2001, DreamWorks Animation sorprendió al mundo con Shrek, una película animada que combinaba humor irreverente, personajes memorables y una historia que nos enamoró a costas de burlarse de los clásicos cuentos de hadas. La trama se centraba en un ogro llamado Shrek, quien, tras ver invadido su pantano por criaturas mágicas, emprende una misión para rescatar a la princesa Fiona por orden del Lord Farquaad.
Desde su estreno el 18 de mayo de 2001, Shrek fue un éxito rotundo. Recaudó más de $480 millones a nivel mundial, convirtiéndose en una de las películas animadas más exitosas de su tiempo. Además, fue la primera cinta en ganar el Oscar a Mejor Película Animada, un galardón que debutó ese año. Su impacto fue tan grande que dio origen a una franquicia que incluye tres secuelas, varios cortometrajes, un exitoso spin-off sobre el Gato con Botas y hasta un musical de Broadway.
Sin embargo, lo que pocos saben es que esta obra maestra surgió bajo circunstancias bastante inusuales…
Crédito: DreamWorks Pictures
Le tenían más fe a El príncipe de Egipto que a Shrek
La producción de Shrek fue todo menos convencional. DreamWorks había apostado inicialmente por otro proyecto,El príncipe de Egipto (1998), una épica animada basada en la historia bíblica de Moisés. Mientras este film se desarrollaba con los mejores recursos del estudio, Shrek fue considerado un proyecto menor, al punto de que trabajar en él era visto como un castigo.
“Ser Shrekeado” era el término utilizado dentro del estudio para referirse al destino de los animadores que no cumplían con las expectativas en proyectos de mayor prestigio. Estos eran reasignados a Shrek, un proyecto técnicamente complejo debido a su innovadora animación por computadora y a los retos de diseñar personajes y escenarios tridimensionales. Lo que parecía una tarea ingrata terminó siendo una experiencia transformadora para muchos de esos animadores, quienes inesperadamente participaron en una película que marcó un antes y un después en la historia del cine animado.
Un éxito que nadie vio venir
A pesar de las dificultades, Shrek logró superar todas las expectativas iniciales. Su estilo visual, su humor satírico y su subversión de los cuentos de hadas conquistaron tanto a la crítica como al público. Mientras El príncipe de Egipto se consolidó como una película respetada pero convencional (¿y ya olvidada?), Shrek rompió esquemas y dejó una huella indeleble en la cultura popular.
La comparación entre ambas producciones deja en claro lo inesperado del triunfo de Shrek. Mientras El príncipe de Egipto recaudó alrededor de $218 millones en taquilla mundial, Shrek duplicó esa cifra con sus más de $480 millones. Lo que una vez fue considerado un “castigo” dentro del estudio terminó siendo el proyecto más rentable y querido de DreamWorks, convirtiendo al ogro verde en una estrella global.
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