¿Necesitas terapia? Shrinking te enseñará a reír en tu momento más oscuro

Fue en junio de 2021, en plena pandemia del COVID-19, que como a muchas otras personas alrededor del mundo, una insistente conocida tocó a mi puerta: la ansiedad. Cuando esta llegó a mi vida, no sabía de que se trataba esa opresión que estaba sintiendo y menos porqué. Según yo todo estaba bien en mi vida y ninguna preocupación me acechaba, pero mi cuerpo y mi mente me mandaban señales diferentes a las que yo creía en ese momento. Afortunadamente, tuve la fortuna y el privilegio de comenzar a ir a terapia para saber qué estaba pasando con mi vida y mi salud emocional en ese momento. Al principio no fue fácil, abrirse sin temor a ser juzgado, pero poco a poco ese miedo se fue disipando.

Esta experiencia me brindó una sensibilidad particular en el tema de la salud mental, como a casi todos los que hemos pasado por la sala de un psicólogo, y además me hizo más cercano a este tipo de historias que el cine y la televisión han tocado en diversas ocasiones y de distintas formas. Uno de esos últimos acercamientos fue el estreno de Shrinking, una serie original de Apple TV+ protagonizada por Jason Segel (How I Met Your Mother) y la leyenda viva Harrison Ford, quienes terminan dando vida a dos psicólogos que además de lidiar con sus pacientes, deben enfrentar los retos del día a día de su vida. Detonando una serie de momentos cómicos y emotivos que tienen ese sello de dos de los creadores de Ted Lasso que se encuentran detrás de este proyecto.

Jason da vida a Jimmy, un hombre de mediana edad con una hija adolescente que sigue enfrentando la ausencia de su esposa, quien murió tiempo atrás. Este hecho ha dañado su relación con su hija, su propia felicidad y hasta con sus pacientes, debido a que está cansado de verlos estancados en un loop problemático del cual parecen no están dispuestos a salir; momento que me dio mucha risa porque no negaré que me sentí reflejado en algún momento de mi proceso de curación. Todo esto lo llevará a cometer la locura más grande dentro de su carrera profesional: romper las reglas de convivencia de paciente y terapeuta empezando por decir lo que verdaderamente piensa sobre la situación que viven sus pacientes, empujándolo a cruzar la línea de buscarlos en su vida diaria para comprobar que están llevando a cabo la orden que les ha dado.

Esta situación lo lleva a tener un conflicto con el personaje de Harrison Ford, quien da vida al doctor Paul Rhodes, un psicólogo con más años de experiencia, amante de su soledad, que está molesto por lo que su colega y discípulo está haciendo. La lucha por la determinada terapia sin filtro comenzará a dar frutos y raíces tanto buenos como malos que afectarán a ambas partes, pero que a su vez los hará ponerse en el banquillo de sus pacientes para reflexionar sobre sus propios problemas sin resolver, comenzando por un viaje para reconocer su propia culpa de la vida que tienen hoy en día.

No sé cómo funcione una serie de este tipo cuando alguien está empezando el proceso de ir a terapia, pero agradezco al universo, a Dios, o a cualquier cosa que quieras creer, que no existió en mi momento más oscuro, solo por el hecho de que ahora me puedo reír de las situaciones de conflicto que sus personajes viven y de ese dolor que sufren, el cual yo también sentí y que a veces sigo teniendo –ahora con más armas para confrontarlo. Pero sobre todo para que mi terapeuta no la viese y cometiese la locura de ordenarme lo que debía hacer –porque vaya que lo necesitaba– para arreglar los problemas de mi cabeza y poder por fin descansar de ellos.

Con esta raíz que viene precedida por la conexión qué hay con los creadores de Ted Lasso, la serie aprovecha para desarrollar más allá el tema de la salud mental, demostrando que no es solo quien lo manifiesta que atraviesa una crisis, es también quien toma la decisión de tratar de evadir y seguir la lucha de la vida diaria quien la está pasando mal. La serie muestra que el juzgar las emociones de los demás por más “buenas” o “malas” que estas sean, muy pocas veces definen el estado mental, porque claro que se puede sonreír cuando estás mal, aunque esto signifique un mayor dolor por tratar de aparentar algo que no eres o que no sientes.

Además de la trama, es un placer ver una serie donde el elenco entiende y se encuentra en la misma sintonía que requiere la historia. Porque muchas veces vemos cómo alguien parece estar dirigido para dar todo en drama cuando se trata de una comedia, o al revés. Y se puede sentir más con la interpretación de Harrison Ford, un actor que es un tanto polémico por su no tan agradable carácter, está vez usa a su favor esa personalidad refunfuñona para este personaje que es el sabio de la historia, pero quien a su vez necesita aprender a demostrar su dolor y sus necesidades debido a una enfermedad degenerativa que padece. Esto lo une con Alice, la hija de Jimmy, interpretada por Lukita Maxwell, teniendo una interacción en pantalla tipo abuela y nieta que termina siendo de lo mejor de una serie que ya de por sí es buena en todos sentidos.

Shrinking es la serie que brinda un apapacho, la que reconforta el alma, y por supuesto la que abre la conversación para que cualquiera revise su estado de salud mental, en una época donde lo que más necesitamos paz y sentirnos bien con nosotros mismos para continuar con el placer de vivir. Pero en conclusión, esta serie también demuestra que “aquí todos estamos locos”, como bien lo diría el doctor Rafa López en su podcast Supracortical.