Sin Señas Particulares es una cruda mirada a las desapariciones en México
Cuando el cine de una región en específico comienza a reflejar una situación de manera repetitiva, y cada vez más cercana con la realidad palpable, es algo para poner atención, para escuchar.
Heli de Amat Escalante (2013), Joshua Gil con Sanctorum (2020) y ahora Fernanda Valadez con Sin señas particulares, son realizadores y realizadoras que deciden jugarse, en resultados prácticos, la propia vida al escribir y dirigir producciones cinematográficas que discursan con una realidad de la cual el gobierno mexicano y otras entidades nunca han querido que nos enteremos, a ciencia cierta, que ellos mismos están involucrados.
Sin señas particulares, desde que su directora comenzó a escribirla en el 2006, comenzó a recibir comentarios a favor y en contra. Muchos, al leer la carpeta que se debe de hacer para obtener los apoyos al cine, hoy ya desaparecidos, le comentaban que su historia era muy cruda y real, pero que sin duda era el México que se estaba viviendo ya desde hace más de una década.
Magdalena es una mujer que vive en la ciudad de Guanajuato, una madre soltera sin muchos privilegios más que contar con una casa y parcela. Su hijo de 16 años decide, junto con un amigo de la misma edad, cruzar para los EEUU y encontrar su propio camino. Jesús y su amigo Rigo en el camino a Tijuana son interceptados por una patrulla militar que los detiene y baja del transporte. A partir de ahí nunca regresaron.
Esta es la historia de miles de hombres y mujeres, entre ellos padres, hijos, tíos, abuelos y hermanas que desaparecen en México y que desgraciadamente, si se tiene mucha suerte, los encuentran en fosas comunes sin señas particulares para poder identificarlos por la manera en que fueron sacrificados.
Fernanda Valadez, su directora y escritora, dice en entrevista para el Festival de Cine de Morelia que la película es la recopilación de muchos testimonios de familiares que vivieron esta experiencia de cerca, pero que no podía contarla de manera trivial ni tampoco tan explicita por respeto y discreción a la confianza de estos seres humanos que, vieron en ella, un recipiente donde descargar sus más fuertes testimonios.
México desde hace casi más de dos décadas se volvió uno de los países con más desparecidos del mundo. La Revista Forbes en su edición del mes de Julio de 2020 reportó qué hay más de 73 mil desaparecidos y más de 3 mil fosas llenas de cuerpos sin ninguna forma de identificación posible.
Sin Señas Particulares cuenta de manera cruda y real la travesía de una madre, que representa a miles de familiares en busca de su ser querido. También plasma el duelo complicado que estos tienen al no tener dónde depositar el dolor palpable. No hay una tumba o un nicho donde rezar para descargar la ausencia de la memoria. Algunos dicen, como bien retrata una dolorosa escena de la película: “a veces pienso que voy a encontrármelo en la calle y que no lo voy a reconocer por el tiempo sin verlo, hubiera sido mejor para mí saber que está muerto y no esta ausencia sin fin”.
Pero...
Por el momento se proyecta dentro de la nueva edición del Festival de Cine de Morelia y esperemos que todos los premios en el Festival de Sundance y San Sebastián ayuden a que pronto encuentre una distribución en México para su estreno comercial.
En resumen
Sin señas particulares de Fernanda Valadez es una película mexicana de alto calibre, directa, cruda y que dialoga con un espectador mucho más consciente de su entorno y que le gusta analizarlo y reflexionarlo, pero que también discursa con una cinematografía llena de mosaicos y distracciones que la alejan de la visibilidad que quiere lograr dentro del espectador.