Sonríe 2, si la primera daba horror, esta viene con esteroides
Las secuelas no son buenas. Hay pocas que merecen ser mencionadas siquiera como sucesoras de un gran éxito y terminan decepcionando a todo mundo. Kevin Williamson, guionista de Scream (1996) y casi toda la saga, en Scream 2 (1997) escribió una escena donde un grupo de cinéfilos discuten, a forma de debate, sobre las mejores secuelas de la historia del cine. Entre ellas destacaron: El padrino 2 (1974), Terminator 2: el juicio final (1991), Aliens (1986), etcétera.
Para escribir esta reseña y crearles expectativas moderadas pensé en algunas secuelas modernas que permanecen en nuestras mentes o que son mejores que su original y no encontré muchas: The Dark Knight (2008), Top gun: Maverick (2022), El escuadrón suicida (2021), Duna parte 2(2023) y creo que esta lista no puede ser más larga. Por eso, Smile 2.
Skye Riley es una estrella pop a niveles Lady Gaga, incluso la película trata de emular una cantante así. Recién salida de una clínica de rehabilitación, Riley tiene algunos compromisos profesionales que debe cubrir por contrato y anuncia un fuerte regreso a los escenarios. Un dolor en la espalda la hace ir con su antiguo dealer de drogas para que le venda algo que le quite el dolor. El hombre se ve aturdido pero ella piensa es por las drogas, hasta que se quita la vida frente a ella con una extraña sonrisa. Así comienza el viaje de esta pop star a secuelas de terror como nunca vivió.
Créanme cuando les digo que yo no tenía fe en esta segunda parte. Desde el trailer me parecía innecesaria y que podría arruinar lo logrado por la primera parte, no obstante Parker Finn se las ha arreglado para escribir una historia aún más perturbadora que la primera que, desde mi punto de vista elabora más sobre la enfermedades mentales, subtextos a modo de backgrounds familiares, que alcanzan a la protagonista. En esta secuela, Skye Riley es un personaje atormentado por su pasado con las sustancias y de esta forma Parker juega con el espectador en hacerlo pensar nuevamente si esto es producto de una crisis de abstinencia o en realidad es un demonio que acabará con ella y con los que la rodean.
Elaboraba respecto a las secuelas al inicio del texto. Tienen un estigma a vencer cada una de estas secuelas porque, seamos francos, hay más malas que buenas. No vayamos lejos: “Joker: folie à deux” de Tod Philips no fue del agrado de las masas ni tampoco de la crítica y aunque es una género distinto, Smile 2 corre el mismo riesgo de fracaso.
Desde Smile (2022) pude apreciar una historia que podía caer en la farsa o en su propia caricatura, pero es gracias Sosie Bacon que la película se sostiene sin caer en lugares risibles; entrega un personaje que pocas veces vemos en el cine de horror: bien actuado, creíble y con el que creas una empatía inmediata. Todo esto gracias a un lente de cámara que se arriesga a los primerísimos planos de los rostros de Sosie y ella los aguanta con el miedo y el terror sin ningún problema y de ahí siempre existen planos y movimientos de cámara que no son usuales en una película de terror barata, sin embargo Parker Finn se arriesga visualmente a proponer un terror que se mete en la mente por medio de su lente y Smile 2 es esto pero con más de todo.
Sonríe 2es probablemente una de esas sorpresas de este año de las cuales se espera algo, pero que termina por ser mucho más de lo que se le podía pedir: si la primera daba horror, esta viene con esteroides. ¡El manejo de la cámara es brutal!
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