Cuando Sr. y Sra. Smith se estrenó en 2005, nadie sospechaba que esa explosiva combinación de acción, romance y espionaje doméstico terminaría trascendiendo su propia historia. Lo que empezó como una comedia de espías con estrellas de alto calibre se convirtió rápidamente en un fenómeno cultural, impulsado por la química innegable (y altamente mediática) entre Brad Pitt y Angelina Jolie. Dos décadas después, la película no solo sigue siendo un referente del cine de entretenimiento, sino que ha consolidado su lugar en el imaginario pop como un símbolo de pasión, estilo y caos perfectamente coreografiado.
Sr. y Sra. Smith: amor, acción y mito de culto pop
La película tenía todos los ingredientes para el éxito: una trama atractiva, dos actores en la cúspide de su fama y escenas de acción impecablemente dirigidas por Doug Liman (Identidad desconocida). Pero lo que realmente catapultó a Sr. y Sra. Smith más allá de la taquilla fue lo que ocurrió fuera del set. Durante el rodaje, Brad Pitt —entonces casado con Jennifer Aniston— y Angelina Jolie comenzaron una relación que desató una tormenta mediática de proporciones históricas.
Los tabloides se alimentaron de cada gesto, mirada y rumor, y el público proyectó su fascinación directamente sobre la película. Así nació Brangelina, una de las parejas más icónicas de la cultura pop reciente, cuya historia real terminó eclipsando, e incluso redefiniendo, el significado de la cinta. Ver a Brad Pitt y Jolie pelearse y reconciliarse en pantalla se volvió una experiencia meta: ¿estaban actuando o simplemente siendo ellos mismos?
En la película, John y Jane Smith son una pareja que lleva cinco o seis años casada, aburrida y llena de silencios. Lo que ninguno de los dos sabe es que ambos llevan una doble vida como asesinos profesionales trabajando para agencias rivales. Cuando son contratados para eliminarse mutuamente, la rutina se convierte en una guerra —literalmente— y la destrucción marital se vuelve espectacular.
Pero más allá del espectáculo, la cinta supo capturar con humor ácido una verdad emocional: muchas parejas esconden partes esenciales de sí mismas. Sr. y Sra. Smith llevó esa idea al extremo, convirtiéndola en una metáfora de la intimidad, el secreto y la redención. Lo curioso es que, sin proponérselo explícitamente, el film ofreció una especie de terapia de pareja en medio del caos. ¿Quién no quiere reconciliarse tras una batalla campal si al final el amor sobrevive?
En su estreno, Sr. y Sra. Smith fue un éxito comercial, recaudando más de 480 millones de dólares en todo el mundo. Sin embargo, la crítica tuvo opiniones divididas: algunos la consideraron superficial, otros la elogiaron por su tono juguetón y su estilo visual.
Con el paso del tiempo, y especialmente con el cierre del ciclo Brangelina (divorcio incluido), la película fue adquiriendo una nueva dimensión. Ya no es solo una cinta de acción romántica; es un documento de época. Se ha convertido en un guilty pleasure para algunos y en una joya nostálgica para otros. Su influencia es tal que incluso se ha intentado revivir la historia en formato de serie (en 2024, con Donald Glover y Maya Erskine), aunque sin el mismo impacto cultural.
Lo que ha mantenido viva a Sr. y Sra. Smith no es su guion (sencillo pero efectivo), ni sus escenas de acción (bien ejecutadas, aunque no revolucionarias). Es el aura de mito que la rodea. Cada vez que alguien la revisita, no solo ve una película: recuerda una era de Hollywood marcada por estrellas reales, rumores incendiarios y un romance que parecía sacado del celuloide.
La estética también jugó un papel fundamental. Los trajes, las gafas, los interiores lujosos y hasta el vestuario táctico de la pareja influyeron en la moda y en campañas publicitarias durante años. Además, la escena en la que se enfrentan en una violenta pero sensual pelea doméstica ha sido parodiada en series, memes y hasta videoclips.
Hoy, Sr. y Sra. Smith vive una segunda vida gracias a las redes sociales. Clips circulan en TikTok, citas se reutilizan como captions de Instagram y la nostalgia dosmilera le da un aire “vintage cool” que nuevos públicos también celebran.
Otro motivo por el cual la película ha perdurado es su ambigüedad. ¿Es una celebración del amor o una sátira cruel del matrimonio? ¿Nos dice que las parejas se fortalecen enfrentándose mutuamente o que solo sobreviven si aceptan sus oscuridades? No hay una sola lectura, y eso también la hace fascinante.
Además, se adelantó a una conversación que hoy es mucho más abierta: la de las parejas donde ambos miembros son igualmente fuertes, independientes y a veces, incompatibles. En un cine dominado por la fantasía romántica o el heroísmo masculino unilateral, Sr. y Sra. Smith propuso un equilibrio más feroz… y más honesto.
Puede que no haya sido la mejor película del año. Puede que no ganara premios. Pero Sr. y Sra. Smith logró algo que muchas producciones más ambiciosas envidiarían: dejar una marca imborrable. La fusión de entretenimiento eficaz, estética cuidada y un romance mediático real creó un efecto dominó que la elevó a categoría de clásico pop.
La próxima vez que alguien diga que “solo es una peli de acción con Brad y Angelina”, no lo contradigas. Pero piensa en todo lo que significa. A veces, el amor, el espectáculo y la cultura colisionan con tal intensidad que hacen historia. Y Sr. y Sra. Smith lo hizo… con una pistola en cada mano.
