El final de la segunda temporada nos dirige hacia el futuro… ¡y más allá!
Star Trek: Discovery alcanzó el final de su segunda temporada el pasado jueves 18 de abril, con el estreno de la segunda parte de Such Sweet Sorrow.
El season finale fue muy espectacular y sirvió para dar algunas explicaciones que terminan de ubicar al show dentro del canon original.
Esta segunda entrega mucho de eso: la aparición del Capitán Christopher Pike y de Spock nos llevaron al terreno de lo conocido, reviviendo el sentimiento trekkie con fervor. Con ellos, tuvimos la oportunidad de visitar Talos IV, un planeta prohibido para los miembros de Star Fleet, habitado por telépatas que es fundamental en la historia de origen de Pike y su vínculo con Spock. Talos IV es donde se desarrolla “The Cage“, el primer episodio piloto de La Serie Original, que no salió al aire como tal.
La incorporación de estos dos personajes (sobre todo Christopher Pike, quien, interpretado por Anson Mount, parece haber encontrado el espíritu perfecto para ser un Capitán de la Flota Estelar), así como también la aparición de la USS Enterprise, fue una buena respuesta al reclamo de que Discovery no era Star Trek. La exploración de civilizaciones y planetas, mucho más presente en esta segunda temporada, también ayudó.
El gran enigma de esta segunda temporada giró alrededor de la aparición de un ente llamado “El Ángel Rojo“, quien iba dejando señales que guiaban a la nave Discovery, con Christopher Pike como nuevo capitán a bordo, por todo el universo, realizando todo tipo de acciones heroicas y emocionantes. Además, este Ángel Rojo, estaba fuertemente vinculado con Spock, quien lo había visto antes que todos y, por eso, se hallaba en una enorme confusión.
Finalmente, ese Red Angel termina siendo la madre de Michael Burnham, a quien todos creían fallecida, que está intentando guiar a su hija y los suyos por un camino que salve al universo de la extinción a manos de Control, la inteligencia artificial que almacena toda la información de Star Fleet.
Más allá de lo espectacular de enfrentar a una IA corrupta, Star Trek Discovery brilló en esta segunda temporada porque se dedicó a construir personajes y un universo muy interesante. Desde el nuevo líder, Christopher Pike, que representa la integridad y heroísmo de toda la Flota Estelar, pasando por Spock, quien poco a poco se fue convirtiendo en el personaje que Leonard Nimoy hizo famoso, hasta la profundización en historias como la de Saru y Airiam y la incorporación de otros como Reno, a quien vimos poco pero que siempre dio en la tecla, episodio tras episodio el show construyó una tripulación que se quedó en nuestro corazón.
¡Y no fue solo la USS Discovery! La inclusión de la Sección 31, esa división de la Flota Estelar que se mueve en las áreas grises, le dio el protagonismo necesario a la Emperadora Terrana Philippa Georgiou, el personaje que interpreta Michelle Yeoh, que conquista con su forma de ser altanera, fuerte y políticamente incorrecta.
También, por supuesto, la Sección 31 augura un spin-off ya confirmado que seguramente será un éxito si la tiene a ella como protagonista.
El episodio final, sobre todo la segunda parte, deslumbró por los efectos especiales. La batalla de USS Enterprise y USS Discovery contra Control es digna de ser vista en la pantalla grande. De todas formas, no sorprende: Star Trek Discovery se caracteriza por una calidad de imagen que parece imposible sostener en los shows de televisión.
Esto mismo es lo que nos da esperanzas para la tercera temporada. La USS Discovery viajó al futuro (aún más, sí) y sabemos que la representación que veremos nos dejará satisfechos. ¿Qué aventuras le esperan a esta nave de la que todos han jurado no volver a hablar?