La serie de Netflix necesita concentrarse en los nuevos personajes

El pasado 4 de Julio Netflix estrenó la tercera temporada de Stranger Things, una de las series más exitosas de su catálogo.

Con esta tercera parte, el show de los hermanos Duffer recuperó algo del esplendor de su primera temporada y mucho de eso se lo debe a los nuevos personajes que han aparecido. En Stranger Things 3 conocimos a Robin, Alexei y, por fin, vimos más de Billy y Erica. Con ellos, la serie demostró que está preparada para dejar atrás a Mike, Eleven y los Byers para abrirle paso a nuevas historias.

Esta idea no está nada mal: Billy, como villano, fue excelente. El personaje interpretado por Dacre Montgomery, que en la segunda temporada había sobrado, logró aterrorizarnos y conmovernos, completando un arco de redención de esos que parecen estar tan de moda en los últimos tiempos.

Además, también tuvimos del lado de los villanos (y no tanto) a Alexei, este ruso que toman como prisionero Joyce y Hopper que termina ganándose nuestro corazón con su pasión por las caricaturas y los slurpees y que, como Billy, también muere en una suerte de sacrificio tras haberles dado toda la información a Joyce y Jim, asesinado por sus propios compatriotas. Los intercambios entre Murray y Alexei fueron de los mejores alivios cómicos para los grandes momentos de acción que tuvo la tercera temporada.

Por otro lado, también estuvo Erica, que ya nos había encantado en la segunda temporada con sus breves apariciones, y se ganó su lugar como parte del elenco regular al sumarse a las aventuras encabezadas por Steve y Dustin, dos de los favoritos de siempre. Erica tiene la posibilidad de inaugurar un nuevo grupo de nerds tras revelarse sus amplios conocimientos matemáticos y políticos. La hermanita de Lucas se convierte en la heredera de las cosas que Will deja atrás en su mudanza y todo, incluyendo el icónico Dungeon and Dragons que tantas alegrías les dio a los niños del grupo original.

Junto a Steve y Dustin también tuvimos a Robin, tal vez el personaje que más nos ha gustado de esta tercera temporada. Maya Hawke da vida a la joven compañera de Steve Harrington en Scoops Ahoy!, quien termina colaborando para descifrar el código ruso y se presenta, en una primera instancia, como un interés romántico para Steve. Sin embargo, Robin nos sorprende declarándose como el primer personaje LGBTQ del universo de Stranger Things. No solo por esto Robin se merece más tiempo en pantalla: también funciona como una gran compañera para Steve, ayudándolo a madurar y convertirse en un adulto.

Cada uno de estos nuevos personajes demostró que el universo de Stranger Things necesita ampliarse. Ya no es creíble que todo les suceda a los mismos, sobre todo cuando estamos hablando de conspiraciones que involucran a gobiernos poderosos como el de la URSS. Necesitamos ver más, conocer nuevas historias, nuevas realidades. Esta es, sin duda, una de las claves para mantener al show fresco e interesante.