Astrid Rondero y Fernanda Valadez han logrado un coming of age sobre esas orfandades que solamente un estado de guerra puede dejar. Esta guerra no es en Irán, tampoco en Ucrania y mucho menos en Israel, esta guerra es en México, un país que sin estar en guerra, en lo que va del 2024, ha habido 10,058 personas desaparecidas, de las cuales el 69% son hombres.
Este fin de semana tenemos dos estrenos dentro de la cartelera mexicana: Turno nocturno de Rigoberto Castañeda y Sujo de Astrid Rondero y Fernanda Valadez. Ambas son, desde mi punto de vista, películas de terror que visitan el género desde dos puntos de vista muy distintos.
Por el momento ahondemos en Sujo.
Sujo es un niño que a su corta edad no entiende lo complejo y peligroso que es su entorno. Su padre, un hombre metido en el negocio del narcotráfico es desaparecido víctima de una impunidad y olvido muy violento. Sujo es rescatado por su tía, hermana de su madre con un don más especial para captar situaciones y energías peculiares que le ayuda a presentir el posible destino del niño sin que nadie se lo diga. Sujo crece y con él se adecúa una emoción de falta de identidad y un sentido de alerta constante.
-¿Puede alguien cambiar su vida?- le pregunta Sujo a una maestra universitaria de la Ciudad de México. -¡Claro que sí!- la profesora le contesta enfáticamente y eso detona en Sujo ganas de luchar contra sus propias circunstancias personales, familiares y sociales para poder seguir adelante sin ir tras los pasos de su padre.
Astrid Rondero y Fernanda Valadez han logrado un coming of age sobre esas orfandades que solamente un estado de guerra puede dejar. Esta guerra no es en Irán, tampoco en Ucrania y mucho menos en Israel, esta guerra es en México, un país que sin estar en guerra, en lo que va del 2024, ha habido 10,058 personas desaparecidas, de las cuales el 69% son hombres.
Sujo es ignorante de estas cifras, pero está consciente que de seguir por este camino dentro de su entorno social, será incrementar estas cifras junto al nombre de su padre. El joven escapa de su pueblo a la Ciudad De México y quienes también eran sus mejores amigos de la infancia son alcanzados por un destino que parece inapelable, incluso para él, que trata de arrancarse ese destino en una ciudad distinta.
Comentaba párrafos arriba que Sujo es una película de terror, no obstante el terror aquí no es un fantasma o poltergeist, es tu propio país. Sujo se ve arrastrado por una herencia de violencia y muerte que su padre le ha dejado como legado que a modo de imán al metal lo trata de jalar a como dé lugar hacia un final mortal.
Astrid y Fernanda, con su lente logran lo impensable en Sujo. Una compleja historia de coming of age que oscila entre el terror social y el realismo mágico, envolviendo curiosamente un enternecedor relato de crecimiento y maduración de un niño queriendo ser un hombre, pero no el hombre que le dicta su entorno, sino un hombre hambriento de conocimiento que deambula como fantasma por la universidad y que devora las letras de libros que le testifican que su destino no debe ser engrosar un porcentaje de desaparecidos en México.
Lo que logra Astrid Rondero y Fernanda Valadez con Sujo va más allá de solamente el brutal trabajo cinematográfico, es un retrato cruel y duro de las orfandades que ha dejado el narcotráfico en lo que ellas llaman bien, un país en llamas.
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