Al ver Teen Spirit (Alcanzando tu sueño, 2018), es inevitable reflexionar sobre la soberbia como un requisito indispensable para triunfar como icono de la cultura pop. La protagonista del filme es una sustituta muy evidente de algunas divas de este género y al mismo tiempo, su historia funciona como reflejo de una industria que les roba a sus participantes cualquier noble intención que pudieran tener con la música. Por lo anterior, resulta un tanto frustrante que Teen Spirit sea la misma historia que hemos visto cientos de veces en otras películas y que no explota el talento de Elle Fanning para hacer de su personaje alguien más complejo.
En su debut como director, Max Minghella (actor de películas como The Social Network y Horns) cuenta la historia de Violet Valenski (Elle Fanning), una joven que sueña con convertirse en cantante pop. Sin embargo, el contexto de Violet hace muy difícil pensar en este tipo de lujos y ella constantemente tiene que frustrar sus deseos en favor de su cruda realidad. Afortunadamente, el concurso de televisión Teen Spirit llega a la isla donde vive y es así que Violet tiene la oportunidad de cumplir sus sueños a pesar de las objeciones de su madre. Gracias a la ayuda de Vlad (Zlatko Buric), un cantante de ópera venido a menos, la protagonista hace uso de su talento para ganar el concurso, pero no pasa mucho tiempo antes de que Violet caiga en la cuenta del precio que conlleva destacar en una industria saturada de jóvenes como ella.
Hay varios aspectos para apreciar en Teen Spirit: la fotografía llena de colores neón de Autumn Durald (Palo Alto), el buen gusto de Max Minghella para escoger el soundtrack de la cinta y, finalmente, la elección de Elle Fanning (Galveston) como protagonista de la historia. Desde su interpretación de Kiss para W Magazine, la cual se volvió viral en internet después del lanzamiento de The Neon Demon (2016), los fans de la actriz habían esperado el momento –o el proyecto– que por fin desplegara sus habilidades vocales en todo su esplendor. En esto último, Teen Spirit cumple con creces al darle a Fanning varias oportunidades de demostrar por qué es una de las actrices más talentosas y versátiles de su generación. Incluso cuando su personaje no es tan agradable y su personalidad es sumamente introvertida al grado de parecer arrogante, el carisma de la actriz hace que la audiencia encuentre fácil apoyar a Violet en sus objetivos.
No obstante, el guion del filme no presenta un conflicto significativo y tampoco hace de Violet una joven muy difícil de leer, lo cual se traduce en una historia que palidece ante otros proyectos que tratan con los mismos temas. Tan sólo en la última década, cintas como Begin Again (2013), Vox Lux (2018) e incluso A Star is Born (2018) han hecho un trabajo mucho más complejo a la hora de representar las vicisitudes que conlleva el ascenso a la fama de sus respectivos protagonistas. Asimismo, Teen Spirit desperdicia un talentoso elenco secundario que incluye una entrañable interpretación de Zlatko Buric como el mentor de Violet y a Rebecca Hall como la sofisticada dueña de la competencia.
Es curioso porque, a pesar de que todos los elementos están ahí para ser explotados, pareciera que Minghella decidió (conscientemente) contar una historia mucho más simple. Y aunque la trama funciona como una mezcla de coming of age y relato del underdog que supera las expectativas, esta también ofrece muchos vistazos de lo que pudo haber sido y de los caminos más trascendentes que tenía al alcance de su mano.
Al igual que el tema que trata, Teen Spirit es un acercamiento muy superficial a las tribulaciones de los jóvenes que sueñan con convertirse en cantantes y alcanzar la fama. A pesar de ser entretenida por la adaptación que hace de varias canciones pop así como por la magnética presencia de Elle Fanning, el guion tan limitado del proyecto hunde cualquier esfuerzo de Teen Spirit por alcanzar notas más interesantes. Sin embargo, el debut como director de Max Minghella insinúa que el joven actor tiene talento detrás de la cámara, pero al igual que Violet, le falta un poco de experiencia para tocar la cima.