La medicina es una profesión que la industria audiovisual puede explotar de muchísimos desde muchos ejes. Y es que, claro: no todos son dramas médicos. El terror siempre ha coqueteado y jugado con la medicina, principalmente centrado en ese concepto de que muchas veces los médicos suelen considerarse dioses o abusar del poder que sostienen sobre los pacientes.
Puedo suponer que la existencia de Jack the Ripper, asesino en serie del Siglo XIX, del cual nunca se logró saber su identidad pero sí su vínculo con la medicina, pudo llegar a ser el gran disparador de este subgénero llamado terror médico. Tal fue su impacto que ya a comienzos del Siglo XX comenzaron las adaptaciones de su historia, que siguen hasta hoy: la película muda alemana Die Büchse der Pandora (1929) fue el disparador y hace poco tuvimos a From Hell (2001), cinta que ya se convirtió en un clásico.
Con respecto a la locura y el terror dentro de la medicina por supuesto otro clásico resonante es El gabinete del doctor Caligari (1920) la cual influyó en el cine en múltiples aspectos.
Pero, momento, debo hacer una distinción: los relatos de “doctores asesinos” no necesariamente pertenecientes a la medicina misma han dado grandes relatos, algunos muy vinculados a la ciencia ficción, como puede ser por ejemplo The Fly (1986).
Y no solo los médicos se vuelven desquiciados y acaban con vidas, sino que también tenemos míticas enfermeras que han despertado el miedo de muchos, como Annie Wilkes de Misery (1990) y por supuesto Ratched de One Flew Over the Cuckoo’s Nest (1975) que en la versión original poco tiene que ver con el terror pero marcó tanto la cultura que en 2020 tuvo su propia serie de la mano de Ryan Murphy.
El listado puede seguir ya que la medicina suele colarse en el terror. Producciones como Coma (1978), Anatomie (2000), The Human Centipede (2009) y Dead Ringers (1988) de David Cronenberg (la cual este año fue readaptada a serie) son de la partida.
Pero la ficción no es todo. Obviamente, como en todo género, en el terror tenemos las historias basadas en casos reales. Si bien el true crime es un subgénero en sí mismo, muchas veces estas historias reales fueron el disparador de relatos de horror. La serie Dr. Death (2021) y la película The Good Nurse (2022) son dos grandes exponentes estos últimos años. Pero esto tampoco es algo nuevo: tenemos también a El asesino de Craigslist (2011).
Reafirmo: la medicina en la industria cinematográfica y televisiva no está solamente vinculada a historias que solo nos hagan llorar, sino también tenemos tramas que atraviesan miedos más allá de los hechos reales.