Por fin, después de meses de espera, hoy llega a las pantallas de todos los cines de Latinoamérica la película The Batman, la nueva versión del héroe enmascarado de Ciudad Gótica bajo la dirección de Matt Reeves con Robert Pattinson como Bruce Wayne.
La cinta, que se ha venido retrasando desde Junio de 2021 por la pandemia global, planea ser el inicio de una nueva franquicia que tendrá ramificaciones en spinoffs y series.
En este reboot vemos a un joven Bruce Wayne (Robert Pattinson) enfrentarse a El Acertijo (Paul Dano) y a miembros de la mafia encabezados por Carmine Falcone (John Turturro) donde también milita El Pingüino, interpretado por Colin Farrell. Mientras trata de detener a El Acertijo, quien está matando a policías corruptos y a mafiosos por igual, Wayne se encontrará con Selina Kyle (Zoe Kravitz). Juntos tratarán de detener a los miembros del crimen organizado. Sin embargo, la corrupción que expone El Acertijo, además de invadir a la policía local, también alcanza a la familia Wayne. Bruce Wayne / Batman tendrá que cuestionar las intenciones de sus difuntos padres y aceptar su destino para terminar de convertirse en el vigilante de Ciudad Gótica.
Esta no parece una película de superhéroes; está llena de referencias, tanto estéticas y temáticas, a cintas de la década de 1970: encontramos chispazos a The Warriors, referencias a películas de espías como The French Connection, a cintas de terror de asesinos seriales como Seven o Zodiac, a cintas de mafiosos, de detectives, etcétera.
Lo que en manos de otro director podría salirse de los cabales, Reeves lo acomoda de tal manera que todo fluya. A través del guion, también de su autoría, va empujando al personaje de Batman a crecer y a cuestionar sus métodos.
El primer diálogo de Batman es “yo soy venganza”, y durante las casi tres horas que dura el film el héroe va a confirmar o a desechar esa frase que se repite hacia el final de la cinta pero transformado: Batman ya no es venganza, es algo más, algo que le da más sentido a su cruzada. Al igual que en su anteriores películas de la franquicia de El Planeta de los Simios, Reeves crea un espectáculo que además de ser entretenido está cimentado en bases emocionales y no las suelta a pesar de lo masivo que resulte la historia.
Peter Craig aporta al guion la parte de acción. No se detiene a mostrar su origen y dan por sentado muchas cosas de Batman, que ya son parte de la cultura popular, y esa es parte de su genialidad; toma lo que ya sabemos para darlo la vuelta y presentarlo de una forma que reinventa todo lo que pensábamos del Caballero de la Noche: Alfred, la baticueva y hasta los mismos padres de Bruce Wayne se nos presentan como alter egos de lo que hemos visto tantas veces.
Robert Pattinson es el actor ideal para interpretar a este Bruce Wayne; lejos está del que conocimos en Crepúsculo. Pattinson es capaz de mostrarnos su lado oscuro de manera genial que en cierto sentido nos recuerda el personaje de De Niro en Taxi Driver combinado con Kurt Cobain.
Zoe Kravitz como Selena Kyle se complementa perfectamente. El personaje es otra rockstar que vive para la venganza, para pelear y sobrevivir. El carisma de Kravitz es el equilibrio del sombrío y emo Batman. Jeffrey Wright como el comisionado Gordon, John Turturro como el jefe de la mafia Carmine Falcone y Andy Serkis como Alfred, hacen la contraparte que equilibra la balanza, dándole al novato de Bruce Wayne la parte de la experiencia que necesita para salir adelante. El irreconocible Collin Farrel como El Pingüino y Paul Dano como El Acertijo hacen trabajos excelsos, y es en este sentido en que la película funciona tan bien: los villanos no son caricaturas ni son personajes desechables que entran y salen de la escena; sus actuaciones son muy efectivas. Dano parece salido de cualquier película de terror de asesinos, un hombre realmente perturbado e impredecible, con el nada se puede dar por sentado. En momentos parece ser más inteligente que el mismo Batman.
Gracias a la estética que mencionamos, heredada de la década de 1970, Reeves aprovecha para presentar imágenes que emulan los escenarios noir de la década de 1940 y las escenas del crimen del Seven de David Fincher. Sumando esto, Michael Giacchino nos presenta un score que parece salido de película de terror o suspenso, la mejor compañía de la propuesta visual de Reeves.
La cinematografía de Greig Fraser privilegia una paleta de colores duotono (roja y negra), cosa muy importante para la propuesta. Fraser, que también fotografió Dune, captura en cada fotograma un juego de luces y sombras que nos dan esa sensación de tensión, desesperación y energía que explotan en la parte final de la película.
The Batman de Matt Reeves trae de manera grandiosa al personaje a la nueva generación; un héroe oscuro, violento, inteligente pero también humano. Lo regresa a las raíces que le dieron nombre a DC (Detective Comics), y sobre esa base construye un thriller noir que se mezcla de manera perfecta con una cinta de superhéroes.
A pesar de sus casi tres horas de duración, Reeves te atrapa desde la primera secuencia y no te suelta hasta el último minuto, logrando lo que parecía imposible: crear en The Batman una película de superhéroes que más que ser puro fan service o escaparate de clichés y efectos especiales, un logro artístico, una hermosa explosión de imágenes y sonido que nos hacen ansiar la continuación.
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