Con tantas secuelas, spinoffs y etcéteras, The Boys se convirtió en aquello que criticaba y se burlaba
En 2019, en pleno auge por el cine de superhéroes en donde cintas como Avengers: Endgame y Guasón tenían al público extasiado por lo que estas presentaban, el mundo de las series presentó una historia refrescante para el género y que le daba la vuelta a lo que, al menos en la última década, se nos venía presentando con estas historias y personajes salidos directamente de los cómics.
The Boys, serie original de Prime Video, llegó a nuestros ojos, adaptando el cómic homónimo creado por Garth Ennis y Darick Robertson, la cual se presentaba con un enfoque irreverente y crítico hacia el género de superhéroes, presentando un mundo donde los seres con poderes no son los altruistas salvadores que esperaríamos, sino figuras corruptas y profundamente defectuosas.
Fue esta forma de mostrarlos lo que generó que tanto el público, como la prensa especializada, aclamara lo hecho por el creador Eric Kripke, quien supo trasladar la esencia de lo gráfico a lo que se mostraba en lo audiovisual. Sintiéndose como una bocanada de aire fresco al abordar temas oscuros y desmantelar la imagen idealizada de los superhéroes, lo cual terminó por resonar con una audiencia cansada de la fórmula tradicional.
Sin embargo, cinco años después, en las cuales hemos visto cuatro temporadas y dos series relacionadas al mismo universo de The Boys, y también un claro declive en las historias de superhéroes que nos han presentado Marvel Studios y DC Comics; la serie de Prime Video ha comenzado a tomar una dirección que ellos mismos se habían empeñado en criticar y que había sido el sello por el cual destacaron.
Con el reciente anuncio que The Boys tendrá un nuevo spinoff llamado Vought Rising, el cual será una precuela protagonizada por los personajes de Soldier Boy (Jensen Ackles) y Stormfront (Aya Cash), además del confirmado spinoff The Boys: México, la segunda temporada de Gen V y la última entrega de la serie insignia, esta historia se ha convertido en una franquicia que comenzó burlándose del género y cayendo en los clichés del mismo.
Y aunque en lo general, en todo lo que hemos visto hasta ahora, se ha mantenido la brutalidad y la crítica social, mientras introduce nuevos personajes y dinámicas. Ya es bastante claro que la expansión del universo, ha comenzado a diluir el mensaje original y caer en la trampa de convertirse en lo que una vez criticó; lo cual es el principal riesgo a la hora de expandir una franquicia con un objetivo tan claro como se mostró en un principio.
Pero al final la pregunta es: ¿hay algo más que pueda contar The Boys en contra del subgénero de superhéroes? Tan solo su cuarta temporada se sintió aburrida y un tanto repetitiva en esta cacería que vimos dar inicio en la primera temporada con un Butcher (Karl Urban) teniendo una afrenta personal hacia Homelander (Antony Starr), personaje que al final de cada temporada logra salvarse de una forma inesperada para seguir siendo el villano a vencer, como cualquier otro personaje.
Tal parece que a medida que las audiencias demandan más contenido y las plataformas buscan capitalizar franquicias exitosas, el desafío para los creadores es mantenerse fieles a la visión original mientras satisfacen estas demandas. Es así que The Boys, y todas las series a su alrededor, son ejemplos de cómo una serie termina por comprometer su núcleo cayendo en los clichés que una vez satirizó.