La historia de la cinematografía nos ha demostrado la importancia que radica en contar historias que vinculen la relación del hombre con la naturaleza o, más ampliamente, la relación de todos los seres vivos. La forma en la que congeniamos y nos encontramos dentro del mundo natural, el respeto que debemos tener y la forma en la que de manera innata, la aventura y la adrenalina nos llama, el encontrar tu destino. ¿Qué mejor que presentarnos una historia así a través de la mirada de un intrépido perro con su visión del mundo, de las personas, de sus emociones e inquietudes? Justamente eso es The Call of the Wild (El llamado salvaje), una historia de descubrimiento, de amistad y de valentía. Basada en el libro homónimo de Jack London de 1903 y dirigida por Chris Sanders, definitivamente enamorará a los apasionados por la naturaleza y los animales.
Encuentra tu destino acompañado de una magnífica aventura, pero…

Buck es un perro bastante amable y tranquilo, que ve cómo su vida cambia en un instante cuando se muda a los fríos ambientes de Alaska, a finales del siglo XIX. Con los días, Buck experimenta aventura y emoción como nunca antes en su vida, con un viaje que lo llevará a conocer su lugar en el mundo.
La cinta es protagonizada por el veterano Harrison Ford, Dan Stevens, Bradley Whitford, Karen Gillan y Omar Sy.
Uno de los grandes elementos dentro de esta producción son sus magnéticos visuales de la naturaleza, pues sus tomas panorámicas y bellísima fotografía nos adentran sin tapujos en la vida salvaje y en la emocionante travesía que nuestros personajes emprenden. La calidad y estética de los planos que muestran el entorno en el que se desenvuelve la historia le añade un atractivo único y en especial vibrante, pues incita al anhelo, a la imaginación y la exploración. Es majestuosa y además posee un ritmo más pausado, lo que permite contemplar y comprender de mejor manera cada uno de los rubros emocionales presentados a través de cada apartado ficticio dentro de las historias narradas por el querido Buck y compañía.

Las tramas humanas y cálidas que posee The Call of the Wild, también brindan armonía y alegría al corazón del espectador, pues al final del día todos en determinado punto de nuestra vida (o al menos la gran mayoría) hemos tenido un gran amigo como mascota, como compañero animal, y eso hace que la empatía crezca y se fortalezca de manera considerable, ya que es indudable el reflejo que ejercerá cada uno de nosotros sobre el guion y las distintas acciones que se van desarrollando.
La sensibilidad que contienen los animales a través de su bien estudiada y detallada gesticulación y mirada, consiguen transmitir los puntos justos para que sea una película creíble y nostálgica.

Pero...
Algo que se veía complicado desde sus primeros avances sin duda alguna era el CGI, pues el rubro por computadora elaborado con los animales puede llegar a tornarse un poco molesto, distrae sin duda y se vuelve en ocasiones ilógico e irreal, aunque es comprensible el hecho de que sería un trabajo titánico el mantener animales de verdad, elaborando todos los movimientos y situaciones que se viven durante sus 100 minutos de duración. Además, la cinta no logra generar satisfacción total: es nulo o carente el desarrollo de los personajes, pues no vamos hacia la verdadera profundidad de sus motivaciones, conflictos y pensamientos, todo está construido de manera superficial y simplista solo para que la historia vaya avanzando sin complicaciones.

El hecho que la trama decaiga conforme avanza, también genera una factura inevitable sobre la experiencia final, ya que luego de iniciar de manera álgida y atrapante, poco a poco se va diluyendo hasta llegar a un tercer acto en el que probablemente ya se tenga toda tu atención perdida, desafortunadamente para alguien como Harrison Ford, quien está dentro de un guión en el que su contraparte ficticia carece de construcción y no le permite el brillar más allá de sus limitantes, lo que también termina por aburrir con su resultado final. La película no cumple con lo esperado por ella, y aunque aborda de cálida manera la relación de la naturaleza con los seres vivos, su intención se queda justamente en eso: una buena apuesta sacada de uno de los libros más aventureros que nunca termina por cuajar del todo.
En resumen
The Call of the Wild (El llamado salvaje) es una cinta que incita a la aventura, a la emotividad, a querer abrazar a nuestros pequeños amigos caninos y, sobre todo, a entender que tenemos un propósito mayor como seres vivos. Dentro del mundo natural es importante dejarse llevar por el destino y el llamado salvaje. Para pasar un rato agradable y algo entretenido.
