The Dig, el drama clásico dirigido por Simon Stone, producido por la BBC y distribuido por Netflix es una mirada hacia el pasado más profundo pero a la vez es una sutil construcción de lo que vendrá, de ese futuro incierto en tiempos de guerra.
La historia centra en Edith Pretty (interpretado por Carey Mulligan), una mujer que vive con su hijo en su hacienda de Sutton Hoo. Ella, una apasionada por la arqueología, contratará a Basil Brown (interpretado por el brillante Ralph Finnes), un especialista en excavaciones que se ha formado a través sus años. En otras palabras, un “autodidacta”.
Basil Brown tiene una corazonada: cree firmemente que en los terrenos de la señora Pretty se esconden los restos de un pasado relacionado con la llegada de los vikingos a esas tierras. Todo este movimiento llama la atención del Museo de Británico de Londres. Es a partir de aquí que vemos cómo la película se empieza a desenvolver en una estructura que pretende reconstruir los cimientos del pasado para entender qué sucede en el presente asediado por los deseos del Tercer Reich de conquistar Europa.
La película encarna el drama clásico en tiempos de guerra. No pretende innovar en su narrativa ni mucho menos. Esto hace que por momentos se estanque o que queden cosas sin resolver. Pero no es lo esencial. Quizás debemos ver más allá y entender que el director Simon Stone propone un juego intimista, de relaciones simples entre los seres humanos para de esa forma entender lo que se estaba sucediendo en la Segunda Guerra.
Lo interesante radica en que la forma en la que estas relaciones personales se enlazan con un paisaje hermoso, delicado y profundo. En ningún momento la película abusa de inflexiones filosóficas ni estamentos subconscientes que a veces hace que uno se ponga en la idea de decir “no entiendo nada”, todo lo contrario: golpea donde tiene que golpear en el momento justo y eso la hace efectiva y, a su vez, hermosa.
Finalmente, hay que destacar la fotografía, la música y las grandes interpretaciones de Carey Mulligan y Ralph Finnes que se entienden desde el minuto cero del film.
Pero...
The Dig no tiene pero para argumentar. Es realmente una película muy bien estructurada, un canto al entretenimiento sin necesidad de caer en clichés de ningún tipo.
En resumen
The Dig es un drama clásico no latoso, y eso se agradece. La mirada y la acción del director Simon Stone, es magnífica, no deja puntada sin hilo y la hace muy llevadera.
No te pierdas esta película basada en la novela del mismo nombre creada por John Preston que se inspiró en hechos reales.
