The Flash no pudo haber llegado en un mejor momento del año: en el medio de las crisis de las grandes franquicias, el estreno de Barbenheimer, las huelgas de escritores y actores, los constantes cambios en el negocio del cine y de las plataformas de streaming. Justo en este momento se estrenó la película que resume todo lo que está mal, pero MAL, M-A-L.
¿Se acuerdan de todo lo que se dijo sobre la cinta antes de su estreno? En marzo de este año, se informó que Tom Cruise le dijo al CEO de Warner Bros. Discovery, David Zaslav, que The Flash representaba todo lo que podrías desear en una película: “Este es el tipo de película que necesitamos ahora”, dijo el protagonista de Top Gun al nuevo jefe de Warner, según fuentes internas.
Pero no es solo eso. James Gunn, recientemente nombrado como director de DC Films, la calificó como “una de las mejores películas de superhéroes jamás creadas” en el medio de un evento exclusivo de DC. Además, en Twitter, Stephen King(!) mencionó que la historia era “conmovedora, divertida y alucinante”. Y hasta incluso el propio Zaslav comentó en CinemaCon que era “la mejor película de superhéroes” que haya visto.
Durante meses, la élite de Hollywood y los superfans de DCEU trataron a The Flash como si fuese Citizen Kane 2.0. Todos estamos en las redes sociales y leímos los “rumores” y las “filtraciones” de la película que nos hacían pensar que esto iba a ser el evento del año.
Zaslav, por supuesto, tenía sus razones para promocionar la película. Después de la fusión, Warner Bros. Discovery necesitaba una victoria. Black Adam y Shazam!: Fury of the Gods fracasaron, Superman fue recasteado, la decisión de cancelar Batgirl y de borrar contenido de HBO Max solo produjo críticas en su contra, y eso sin contar todo lo que sucedió con Ezra Miller, lo cual por cierto, pueden leer en detalle en un artículo anterior.
Así que tenía sentido que el aparato de relaciones públicas de Warner pareciera desesperado por diseñar una campaña inmensa de boca en boca para su proyecto de $220 millones no fracase. Bueno tenemos noticias: FRACASÓ, y no solo eso, sino que es una de las peores películas de superhéroes de la historia.
The Flash recaudó, hasta el momento, $267 millones, tiene la peor calificación de CinemaScore de cualquier película de DCEU, un 63% en Rotten Tomatoes, una puntuación de 56 en Metacritic, y una de 2.9 en Letterboxd. Nada de eso suena bien.
En cualquier otro momento, esta podría haber sido otra película de cómics intrascendente. En cambio, las maquinaciones corporativas y la glotonería cultural engendraron algo completamente sin alma y luego trataron desesperadamente de mover suficientes hilos para engañar a las masas. The Flash no es solo la conclusión de una versión de DC (RIP Snyderverse), sino una culminación desalentadora del gran experimento de Warner.
Intentar engañar a la audiencia para justificar la NO cancelación de la película debido a los múltiples delitos de Ezra Miller es vil. Usar nombres reconocidos de la industria para respaldar el lanzamiento de la cinta es directamente innecesario, ¿de verdad pensaron que a nosotros nos iba a gustar ESO? ¿Creyeron que íbamos a ver la película y decir “qué barbaridad, hermano, mirá lo que es cine”? ¿No son más inteligentes que eso?
Inicialmente, Andy Muschietti y sus colaboradores evitan hábilmente el cliché de la película de superhéroe en solitario, intuyendo inteligentemente que ya estamos hartos de las historias de origen. Pero Flash viaja en el tiempo y la película comienza a desmoronarse, puesto que en un mundo posterior a Everything Everywhere All at Once y Spider-Verse, el listón de las historias multiversales está bastante alto.
Sumada a una actuación desesperante de Ezra Miller (que encima está duplicado), Flash se instala en una tibia búsqueda de easter eggs, tratando a los personajes de su universo alternativo como juguetes, sacándolos para ser admirados, evaluados y arruinados. El problema de hacer un monumento a los grandes personajes/películas del pasado es que necesitas tener suficientes que valgan la pena celebrar.
Ver a George Clooney repetir su papel de Bruce Wayne no nos genera nada, ver a una horripilante versión CGI de Nicolas Cage es completamente innecesario y ¿nadie vio la macabra reproducción del rostro de Christopher Reeve y se detuvo a pensar que no era una gran idea colocar a uno de los actores más queridos en esto?
Si tu empresa no tiene suficientes encarnaciones queridas de sus personajes para sostener una película multiversal, tal vez una película multiversal no esté entre las opciones. El público general no ve The Flash como Spider-Man o los X-Men, y DC no tiene una saga de 18 películas que pueda dar sentido narrativo y emocional a peleas CGI como Avengers: Infinity War o Endgame.
Además de un puñado de buenas a excelentes películas de Batman, no hay suficientes éxitos recientes dentro de los archivos de DC para montar un proyecto de esta escala. Especialmente cuando los actores que interpretaron a las figuras más queridas de la compañía fallecieron (Christopher Reeve, Heath Ledger), son demasiado caros para volver a aparecer en estas películas (Christian Bale) o provienen de universos televisivos muertos (Grant Gustin, Stephen Amell).
Al final, The Flash es un intento errado de vender nostalgia a una audiencia que, en primer lugar, nunca amó los productos originales. La película es un Frankenstein creado por varios regímenes previamente despedidos y reorganizados. Durante un tiempo momento, existe la sensación de que estás viendo el fantasma de las películas pasadas de Flash que fueron reescritas.
Y no, no nos olvidamos de mencionar el pésimo, horrible, asqueroso y amateur CGI, solamente que es algo muy obvio. Y hace meses estamos escuchando a los artistas de efectos especiales quejarse por los tiempos que le dan los estudios, su salario y las expectativas ridículas de los creativos.
Durante poco más de una década la industria se nutrió de las producciones de superhéroes, se rompieron récords, se lanzaron servicios de transmisión y las billeteras engordaron. Pero la calidad decayó notablemente y los propios creativos no quieren ceder. Todo, cualquier cosa, desde la nostalgia de la infancia hasta los rostros de héroes desaparecidos hace mucho tiempo, es material para la interminable fábrica de superhéroes. Pero la audiencia ya parece cansada de todo esto. Aunque hace poco tuvimos dos grandes cintas de superhéroes como Across the Spiderverse y Guardians of the Galaxy 3, The Flash nos recordó que el género, y la industria en general, necesita borrar todo y comenzar desde cero.