Sororidad y uniformes en un season finale conmovedor
El pasado 11de Julio se emitió el último episodio de la segunda temporada de The Handmaid’s Tale.
La serie, que se dedicó a ampliar el universo de la novela de Margaret Atwood llegando a lugares a los que la autora no había llegado, continúa siendo de una gran relevancia para el mundo actual, que no parece tan lejano a su historia a pesar de tratarse de una distopía.
En el season finale de la primera temporada, June dice: “They should never have given us uniforms if they didn’t wants us to be an army“(Nunca deberían habernos dado uniformes si no querían que fuésemos un ejército), frase que vuelve a resignificarse en The Word, el episodio 13 de la segunda temporada.
Como ya sabemos, los roles de las mujeres en Gilead están muy definidos: Esposas, Criadas o Marthas. Y cada uno de esos roles, tiene su vestuario correspondiente, marcando muy sencillamente el lugar que ocupa cada mujer en la sociedad. Podemos decir, entonces, que cada rol tiene su propio uniforme, por lo que cualquiera de ellos podría convertirse en un ejército.
Hasta ahora, a las únicas que habíamos visto actuar en bloque, como un verdadero ejército, habían sido las Criadas. El estado de fragilidad y abuso en el que vivían estas mujeres despertó en ellas una sororidad increíble, defendiéndose unas a otras y cuidándose las espaldas.
Sin embargo, en The Word, le llegó el momento de brillar a los otros dos tipos de mujeres de Gilead: las Esposas y las Marthas.
Por un lado, las Esposas se unen para proponer la enseñanza de la lectoescritura a todos los niños y niñas de Gilead. Luego de la muerte de Eden y del descubrimiento de su Biblia, la cual leía y trataba de comprender, Serena por fin se da cuenta del lugar encorsetado en el que se halla la mujer en esta sociedad y decide hacer algo al respecto. En una sociedad que basa todos sus principios en Dios, las mujeres ni siquiera tienen permitido leer las sagradas escrituras. Unida a sus pares, se enfrenta al consejo masculino de Gilead, lo que le termina costando un dedo.
Por otro lado, y quizás lo más conmovedor de este season finale, tenemos la red de Marthas. Esas mujeres silenciosas, grises, que deciden arriesgarse para sacar a June y a su bebé de Gilead. Promovido por Rita, June va atravesando todo el territorio ayudada por la Martha de cada casa, que la deja sana y salva con su bebé en manos de la siguiente. El orden y la precisión de esta red definitivamente nos recuerda a un ejército: un ejército de mujeres que están dispuestas a arriesgarse para salvar a otra.
La sororidad, entendida como una hermandad entre las mujeres, definitivamente estuvo presente en el season finale de The Handmaid’s Tale. Incluso SerenaJoy, acérrima defensora del sistema, dejó ir a su preciada bebé Nichole al comprender que, definitivamente, no debe crecer en Gilead y que June podrá cuidarla en el exterior.
La confianza entre las mujeres ha prosperado. Esposas, Marthas y Criadas se han decidido a enfrentarse a los altos Comandantes de Gilead, defendiendo entre todas sus propias vidas y las de sus semejantes.
La tercera temporada de The Handmaid’s Tale será toda sobre el empoderamiento. Estas mujeres ya no están solas: se tienen unas a otras para enfrentarse a un régimen machista y religioso que quiere reducirlas a un solo rol.